MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
El karaoke de Parla, uno de los dos locales involucrados en la operación policial que acabó con 28 detenidos por ejercer en esos establecimientos juego ilegal, tráfico de drogas y prostitución, fue escenario este verano en una reyerta multitudinaria en la que resultaron apuñaladas de gravedad dos personas, según han confirmado a Europa Press fuentes policiales.
La reyerta tuvo lugar en la madrugada del día 23 de agosto en el karaoke 'El cielo y el mundo', situado a la altura del kilómetro 1 de la M-408, en el Polígono El Arenal. Hasta el lugar se desplazaron indicativos de la Policía Nacional y de la Policía Local, que se encontraron sólo a cuatro personas en las inmediaciones de la sala. Todo a pesar de que en la pelea, que se originó en el interior del local, participaron varias decenas de personas, que continuaron al refriega en la calle.
Los sanitarios del Summa-112 atendieron cuatro hombres de origen chino por fuertes golpes en la cabeza, dos de ellos de gravedad, por lo por lo que fueron desplazados por los servicios sanitarios a los hospitales de Getafe y 12 de Octubre, respectivamente. También asistieron a otras dos personas que sufrieron lesiones leves y que posteriormente ingresaron en el hospital de Parla, donde fueron evaluados.
La rápida huida de testigos tras la llegada de la Policía y la discreción de este colectivo impidió en un primer momento conocer el móvil de la pelea, aunque posteriormente se descubrió que tuvo que ver con el juego ilegal. De hecho, fue el inicio de la investigación policial que hoy ha terminado con las 28 detenciones.
COCHES DE LUJO Y ALCOHOL SIN HIELO
Tanto la clientela de 'El Cielo y el Mundo' como la del otro establecimiento leganense involucrado en la operación policial era similar: empresarios asiáticos, la gran mayoría chinos con negocios en el polígono fuenlabreño de Cobo Calleja, que llegan a estos locales montados en vehículos de gran cilindrada.
Algunos asiduos a estos establecimientos han explicado a Europa Press que no se trataba de karaokes al uso, sino que contaban con espacios reservados --en los que entraban más de 30 personas-- que alquilaban a grupos, y en los que habían grandes pantallas de televisión y grandes sillones con servicio de bebidas alcohólicas.
"La decoración era un poco excéntrica y recargada. Me sorprendía cómo los camareros, muy amables y condescendientes con los clientes, servían el alcohol en jarras de sangría, que acompañaban con trozos de fruta y sin hielo", ha explicado uno de ellos.
"A las puertas del establecimiento había coches de alta gama a altas horas de la madrugada y numerosos taxis libres esperando a la puerta. Estaba claro que había otro tipo de actividades allí dentro, aunque al estar dividido en reservados la sensación era de mucha intimidad y aislamiento", ha precisado a Europa Press un joven que trabajaba en la zona.