San Felipe Neri, una última red para personas en situación de vulnerabilidad y con problemas de salud mental

Este centro de Cáritas acoge a medio centenar de usuarios durante el día para brindarle ayuda psicológica y alimentos

Entrada al centro de día San Felipe Neri, donde acuden personas en situación de vulnerabilidad y con problemas de salud mental, el 24 de julio de 2025.
Entrada al centro de día San Felipe Neri, donde acuden personas en situación de vulnerabilidad y con problemas de salud mental, el 24 de julio de 2025. - CÁRITAS MADRID
Europa Press Madrid
Publicado: sábado, 2 agosto 2025 9:59

MADRID, 2 Ago. (EUROPA PRESS) -

A Antonio Pantoja la vida le dio tres sacudidas seguidas en poco más de cinco años. Primero, en 2017, falleció su hermano. Luego, en 2018, murió su mujer tras varios años padeciendo esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa para la que no existe cura. Y en tercer lugar, en 2021, le tocó a su madre, durante la pandemia, de la que no se pudo despedir. Todo ello aderezado con problemas económicos, un aviso de desahucio y varios intentos de suicidarse. Una etapa "traumática" de la que está empezando a salir gracias a "la familia, el apoyo y el cariño" que se ha encontrado en el centro de día San Felipe Neri, según relata.

"Para mí fue la salvación", resume Pantoja. Y es que en San Felipe Neri, un centro de día gestionado por Cáritas Madrid, llevan desde hace más de un año atendiendo a personas con problemas de salud mental que se encuentran en situación de alta vulnerabilidad, como el caso de Pantoja, y que ya estaban anteriormente en la red de la entidad.

El objetivo principal es realizar una intervención socioeducativa que permita mejorar la calidad de vida de este colectivo. Siempre con flexibilidad para la persona, es decir, que pueda acudir cuando quiera, y con el mayor nivel de autonomía posible, según explica el hasta hace unos días director del centro, Jesús Polo.

EQUIPO DE PROXIMIDAD Y ESPACIO ABIERTO

Así, el proyecto San Felipe Neri cuenta con dos servicios complementarios. Por un lado, el equipo de proximidad, que se desplaza hasta las parroquias para conocer a la persona en cuestión e interesarse por ella y que está formado por un psicólogo y un trabajador social. Por otro lado, el espacio abierto en el propio centro físico, ubicado en el distrito de Puente de Vallecas y con un horario de 9 a 18 horas, al que acuden las personas que tienen necesidades más específicas y necesitan un acompañamiento intensivo, tanto de carencias materiales como de apoyo psicológico.

"Es un servicio que cubre necesidades como la ducha, la zona de descanso, la conexión a ordenadores o la alimentación para que las personas puedan estar durante el día en unas condiciones de seguridad y confort mínimamente aceptables", comenta Polo. Una vez entran en la red de San Felipe Neri, los profesionales trabajan adaptándose a las demandas de las personas que acuden, ya sea para recuperar una relación con los hijos, tramitar ayudas económicas o sociales o conseguir salir de una situación de soledad no deseada, según detalla Polo.

48 DE LAS 60 PLAZAS ESTÁN OCUPADAS

En la actualidad, de las 30 plazas disponibles en sendos servicios, 28 están ocupadas en el equipo de proximidad y 20 en el espacio abierto, aunque la idea es "llenar las 60 plazas de aquí a diciembre", confía Polo.

Pantoja, que fue de los primeros en acudir al centro cuando este abrió en abril de 2024, encontró "una segunda familia". "Yo era reacio a hablar con la gente, no salía de mi casa. Aquí me han dado cariño y comprensión", desgrana, tras varios años topándose con la burocracia de los servicios sociales que le impedía acceder a un psiquiatra o un psicólogo con rapidez.

Comparte la valoración Luis Eduardo Oviedo, otro de los usuarios de San Felipe Neri, que se deshace en agradecimientos hacia las trabajadoras del centro, aunque en su caso lleva solo un par de semanas acudiendo. "Cuando vengo, ayudo en lo que me piden, ya sea barriendo la maleza en el jardín o cocinando", explica.

En su caso, sufrió una situación traumática en su país de origen, Colombia, donde se vio forzado a rebuscar en los contenedores de basura para poder alimentarse. "Aprendí a aguantar el hambre y a sobrevivir, por eso ahora estoy tan agradecido a la comida que me dan y al ánimo que recibo", expresa.

PERFIL HETEROGÉNEO

El perfil del usuario que acude a San Felipe Neri "es heterogéneo", según indica Polo, ya que el rango de edad va desde los 18 años hasta más de 70. Además, se atiende a personas en situación de vulnerabilidad con enfermedades de salud mental que van desde "depresión y ansiedad hasta esquizofrenia o trastorno bipolar". "En el caso de la depresión, suele venir por situaciones sociales deficitarias, como, por ejemplo, un desahucio, una separación o un divorcio", amplía Polo.

Una vez se animan a conocer el centro, hay personas que tardan seis meses en conseguir una adherencia diaria y hay personas que, desde el primer minuto, acuden a diario, en función de su situación.

Diana Herranz es una de las profesionales que se encarga de que esa primera visita sea afable y provechosa. Ella es trabajadora social y entró en el proyecto desde el inicio, tanto en el equipo de proximidad, primero, como en el espacio abierto, más adelante. "Creemos que hay muy pocos espacios para contener el sufrimiento emocional de la gente y eso es lo que hemos intentado que sea este centro", relata.

El tratamiento con las personas se realiza respetando sus tiempos y su proyecto de vida, cuenta Herranz, con el objetivo de crear un vínculo con la persona. Así, poco a poco, van accediendo a las actividades que ofrece el centro, siempre de forma voluntaria, que van desde talleres de fotografía o de cocina hasta escapadas a la piscina ahora en verano.

En este punto juegan un papel importante los voluntarios como Ana García, que se jubiló tras 40 años trabajando de auxiliar de vuelo y que lleva cerca de un año y medio ayudando en Cáritas. En concreto, a ella le pidieron que se encargara de divulgar el proyecto de San Felipe Neri en las parroquias para que, cuando estas detectaran un caso susceptible de ser asistido, se pusieran en contacto.

"Llevamos a la parroquias indicaciones de ciertas actitudes que pueden ser indicios de problemas de salud mental para que, si las detectan, se pongan en contacto con el proyecto y así el equipo de proximidad pueda valorar la situación", explica García.

Tanto Pantoja como Oviedo han encontrado en San Felipe Neri un lugar en el que sentirse respaldados. "Me siento feliz y hablo con todo el mundo", cuenta Oviedo. "Al final, necesitaba a alguien que me tratara con cariño y que me escuchara. Eso encontré aquí", zanja Pantoja.

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