Tribunales.-Miriam Alonso desea que "encierren" a su agresor y que no "vuelva a salir" de la cárcel o de un psiquiátrico

Jorge Ramos se niega a declarar y se ausenta de la Sala para que los testimonios no influyan en su tratamiento por la esquizofrenia que sufre

Europa Press Madrid
Actualizado: lunes, 24 septiembre 2007 16:29

MADRID, 24 Sep. (EUROPA PRESS) -

Miriam Alonso, la joven de 22 años que fue arrojada a las vías del Metro de la estación de Carabanchel el 4 de octubre de 2005, deseó hoy al término de la primera sesión del juicio contra Jorge Ramos Vázquez que le "encierren" y que "no vuelva a salir" de la cárcel o de un centro psiquiátrico penitenciario, tal y como solicita la Fiscalía de Madrid y la acusación particular.

A la salida del juicio, la joven aseguró que nunca podrá perdonar al acusado, quien se enfrenta a siete años de prisión por un delito de intento de asesinato o a un internamiento de 14 años en un centro psiquiátrico penitenciario. "Me ha quitado una pierna y me ha jodido la vida", exclamó a los periodistas, a quienes preguntó: "¿Vosotros le perdonarías?".

Alonso reconoció haberlo pasado "muy mal" durante su declaración ante la Sección 23 en la primera sesión de la vista oral, que continuará mañana con la prueba testifical. "Es algo que estoy intentando olvidar y para mí todo esto es volver a recordar todo lo sucedido", indicó.

A preguntas sobre la declaración de la madre del acusado, se mostró sorprendida de su testimonio, en el que aseguró que conoció la enfermedad que padece su hijo, que ahora está ingresado en el hospital psiquiátrico penitenciario de Fontcalent (Alicante), en febrero de 2006, pese a que recibía tratamiento por depresión desde 2004 en el Centro de Salud Mental de Fuenlabrada. Según la madre, el chico no tomaba ningún tipo de medicación en la época en la que sucedieron los hechos.

En el juicio, Jorge Ramos se negó a contestar tanto a las preguntas del tribunal como a las de la acusación particular, que ejerce la abogada Olga López en nombre de Miriam. "No voy a responder", manifestó el joven, de 24 años, que acto seguido abandonó la Sala después de que su abogado, Fermín López, solicitara que no estuviera en la vista, ya que los testimonios podrían afectar al tratamiento que recibe por su enfermedad.

La Fiscalía de Madrid sostiene que el procesado padece esquizofrenia paranoide con "ideas delirantes y alucinaciones que limitan de manera severa su capacidad intelectual y el control de los impulsos, inscribiéndose la motivación del hecho cometido dentro de la trama delirante del procesado".

En cuanto a la responsabilidad civil, el Ministerio Público pide que Ramos indemnice a Miriam con 10.770 euros por el tiempo que tardó en curar sus lesiones y con 446.289,77 euros por las secuelas dejadas por lo sucedido.

APOYO DE LA FAMILIA

Junto a su madre, quien la sujetaba las muletas durante la declaración, Miriam relató al tribunal lo sucedido el 4 de octubre de 2005. "Salí de trabajar como todos los días a las ocho y me dirigí a coger el metro. Entré en el andén y vi que quedaba un minuto para que el convoy llegara a la estación. Decidí no sentarme", expuso la joven, que se mostró calmada durante su testimonio.

En el momento en que la cabecera del metro entraba en la estación de Carabanchel, notó "un empujón muy fuerte" y fue dando "traspiés" hasta que cayó a las vías del suburbano. "Empecé a ver los focos del tren. Me dio tiempo a moverme. Intenté que la pierna viniera conmigo, pero el pantalón se enganchó. El tren me pasó por encima y empece a tener calor", relató.

Tras el atropello, alguien le dijo que se tranquilizará y que la sacaría de ahí. A partir de ese momento, Miriam perdió el conocimiento hasta que se despertó en el hospital 12 de Octubre, donde estuvo ingresada siete meses. A consecuencia del impacto, se le amputó la pierna izquierda y un dedo del pie derecho.

Tras el suceso, los padres de Miriam, que vivían en Extremadura, dejaron de trabajar para estar al lado de su hija. Lo sucedido dejó a la joven incapacitada para las actividades habituales de la vida cotidiana, como, según apuntó, ducharse, cocinar o llevar una casa.

Además de las múltiples secuelas físicas, la joven a día de hoy sigue recibiendo tratamiento psicológico para superar lo sucedido en la tarde del 4 de octubre de 2005 y aún tiene varias operaciones pendientes.

Vive con su novio en un piso cedido por el Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (IVIMA), pero aseguró que ni la Comunidad de Madrid ni Metro le han ofrecido trabajo.

DESCONOCIMIENTO DE LA ENFERMEDAD

En su declaración, Carmen Vázquez, la madre del acusado, manifestó al tribunal que tuvo conocimiento de la enfermedad que sufre su hijo en febrero de 2006 e insistió en que los doctores que le trataban en la época en la que sucedieron los hechos nunca le informaron de que padecía brotes psicóticos o esquizofrenia paranoide.

Según su testimonio, Jorge recibía tratamiento desde 2004 por depresión, pero en septiembre de 2003 los médicos decidieron quitarle la medicación ante la mejoría que presentaba. La madre explicó que su hijo estudiaba Medicina, pero tuvo que dejar la carrera por el tratamiento.

"Estaba desorientado. Llevaba mal haber fracasado. No sabía enfrentarse a la vida", declaró Carmen, quien apuntó a la Sala que hace unos meses se enteró de que la familia de su ex marido tenía antecedentes psiquiátricos, una circunstancia que éste le había ocultado desde hace años.

En la sesión comparecieron varios testigos que presenciaron cómo el joven arrojó a Miriam a las vías del metro. "Cuando entraba la cabecera del metro, él con gran fuerza e ímpetu la tiró. No hubo ningún tipo de intercambio de palabras entre ellos, pero la arrojó a las vías", relato Patricia D.S.

Tras ello, indicó, el joven empezó a andar y luego se echó a correr escaleras arriba. Según otro testigo, Jorge chillaba: "Policía, Policía". Una vez que abandonó la estación de Carabanchel, el procesado se dirigió a una garita de seguridad del Hospital Gómez Ulla, próximo a la estación.

"Mátame, pégame un tiro. Acabo de tirar a una chica al metro", gritó el acusado a Juan Carlos L., vigilante de seguridad que en esos momentos se encontraba en la garita. "Cruzaba las manos como para que le esposara", señaló el testigo. Al cabo de unos minutos, llegó una ambulancia y agentes de la Policía Nacional le detuvieron.

ABSOLUCIÓN DEL ACUSADO.

Momentos antes del inicio del juicio, el abogado defensor se mostró convencido de que su cliente saldrá "absuelto del juicio, sin ningún género de dudas", por la esquizofrenia paranoide que padece.

Fermín López manifestó a los periodistas que Ramos es "consciente del juicio" y añadió que "está preocupado" por sus consecuencias. Además, aseguró que su defendido es "perfectamente consciente" del daño que hizo a Miriam y está "tremendamente arrepentido desde el primer momento que sucedieron los hechos".

El letrado sostuvo que el joven todavía tiene ideas delirantes, ya que "sigue manteniendo que quiere unir a Dios con los hombres". Por eso, cree que el tribunal le aplicará la eximente completa motivada por la enfermedad que sufre.

Por su parte, la abogada de Miriam manifestó, a preguntas de los medios a la salida del juicio, que todavía "no hay nada decidido" respecto al futuro del procesado e insistió en que por eso solicita la alternativa de su ingreso en un centro psiquiátrico durante 15 años.

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