Documento sobre la epidemia de fiebre amarilla, a principios del siglo XIX. Archivo Municipal - ARCHIVO MUNICIPAL DE CARTAGENA
CARTAGENA (MURCIA), 9 (EUROPA PRESS)
El Archivo Municipal de Cartagena ha elegido como documento del mes los registros de la Junta de Sanidad sobre la epidemia de fiebre amarilla, fechada en 1804, donde se refleja también el listado de los médicos y cirujanos que se encontraban en Cartagena en aquellos días, los cuales tuvieron que enfrentarse a la misma, según han informado fuentes municipales en un comunicado.
Cabe recordar, con los datos de este documento, la gran virulencia de esta terrible epidemia, que recuerda a la de la peste), supuso el fallecimiento de unas 8.800 personas en poco más de tres meses. La enfermedad afectó al 57,6 % de la población, muriendo a consecuencia de ella más de la cuarta parte de los efectivos humanos existentes en la ciudad.
Mientras, el campo de Cartagena salvaría mejor la situación y el impacto de la epidemia fue bastante menor (TORRES, R., 1990, 149-50).
'IN MEMORIAM' DE VICENTE ROS
Por lo que respecta al vídeo del mes, el Archivo municipal recupera del Fondo Rafael Plaza, del año 1976, "Ha muerto el Maestro", un reportaje en el estudio del conocido pintor cartagenero Vicente Ros, coincidiendo en el momento de su fallecimiento.
Ros contó con gran apoyo en el ámbito cultural, siendo su estudio un centro de reunión de pintores e intelectuales, reuniones en las que se hablaba de lo divino y lo humano y donde los jóvenes impulsados por la vocación pictórica recibían sus enseñanzas. El pintor nació en Cartagena en 1887 y murió en 1976.
Ese estudio se hallaba en una buhardilla de la Subida de San Antonio, hacia la Morería. El local, recoleto, atestado de caballetes y de pinturas de toda clase, olía penetrantemente a tabaco. El artista, con sus 'kamarrupas', de configuraciones complicadas y retorcidas, sentó esta escuela a nivel mundial.
Además, el lugar era proclive para reuniones íntimas y con sabor a clandestinidad. Santiago Amón, con ocasión de su estancia en Cartagena por causa del servicio militar en 1950, afirmaba que su vinculación a la ciudad ha sido siempre de tipo cultural. La primera cultura clandestina lo era de verdad. Se desenvolvía de espaldas a las instituciones, pero tenía la virtud de que todo el que venía a Cartagena a hacer la mili se encontraba con ese mundo del que nació una revista llamada 'Baladre' y un movimiento pictórico único en España.