El hermano de la víctima mortal dice que no vio ninguna navaja a pesar de recibir 7 puñaladas que no sintió

Actualizado: miércoles, 13 enero 2010 19:52

Testigos que presenciaron la pelea no identifican a los cinco procesados como los autores del crimen

MURCIA, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -

El hermano de O.O, quien falleció la noche del 9 de agosto como consecuencia de las heridas sufridas durante una reyerta en un bar de Alcantarilla, aseguró hoy, en la segunda sesión del juicio, que no vio ninguna navaja ni a las personas que le pudieran golpear, a pesar de que recibió siete puñaladas, de las que dijo que no se percató.

A preguntas del Ministerio Fiscal y tras reiterar en varias ocasiones que no se acordaba muy bien de lo que sucedió aquella noche en el bar Mustafá de dicha localidad, F.O. afirmó que los golpes que recibió fueron de una persona que tenía delante, pero que no pudo confirmar si era alguno de los cinco procesados que se sentaron en el banquillo, puesto que ese día, y a tenor de las heridas sufridas, se encontraba "aturdido".

"Por detrás estaba Antonio G.B., que no sé si me dio, pero por delante no vi a la otra persona", relató F.O., a la vez que recalcó que en ese momento, en el que nadie le sujetó, no sintió nada. Tan sólo recuerda, según manifestó a los presentes, que Antonio G.F. le dijo "te voy a comer", pero no escuchó, tal y como manifestaron ayer tres de los cinco procesados, la expresión "vámonos, vámonos, que le he pinchado", atribuida a Eduardo G.B., el presunto autor material del crimen.

Igualmente, tampoco pudo corroborar que los cinco implicados en la reyerta, todos ellos de etnia gitana y con los que nunca tuvo ningún tipo de problemas, fueron los que acabaron con la vida de su hermano, de tan sólo 18 años. "Tres personas lo rodearon, pero no las vi bien, ya que el local estaba oscuro".

Lo último que escuchó de su hermano, antes de caer al suelo y quedar "aturdido", fue un "quejido" pero cuando recobró la conciencia, todos ellos se habían marchado y su hermano no se encontraba en el local.

En lo que respecta al origen de la pelea, que los procesados comentaron ayer que el desencadenante fue un "mal saludo, un jetazo en la cara y en la oreja" por parte de F.O, éste desmintió tal extremo.

Y es que, argumentó, cuando se disponía a salir del local acompañado de su hermano O.O., saludó a Antonio G.F., su hermano Juan y el primo de éstos, Antonio G.S. El primero de ellos "empezó a darme pescozones y me creía que era broma, le dije que parara y le quité la mano", a lo que Antonio G.F. le dijo que le iba a comer y le propinó un puñetazo, que F.O. le devolvió con la mala fortuna de que alcanzó a Antonio G.S.

Fue en ese momento cuando comenzó la reyerta, en la que participaron, en un primer momento, los hermanos Orenes y por otro, Antonio G.F. y su hermano Juan, y su primo, Antonio G.S.

Minutos después, se unieron Eduardo G.B. y su hermano Antonio. Fue en ese instante cuando F.O. le pidió a Eduardo que intentara parar "la cosa y entonces, empezaron a darme por todos lados, con botellas y sillas". Mientras, a su hermano lo rodeaban tres personas, a las que no les vio la cara.

"NO TENGO MIEDO NI A GITANOS, MOROS O CRISTIANOS".

La segunda sesión de la vista oral continuó hoy con la declaración de otra de las testigos que esa noche acompañaba a los hermanos Orenes. Declaración en la que se incurrió en contradicciones, puesto que relató, a preguntas del Ministerio Fiscal, que en ningún momento vio la pelea, ya que se ausentó unos minutos del bar para ir a comprar tabaco a otro local anexo, ya que la máquina expendedora del 'Mustafá' no funcionaba.

Por ello, comentó que lo que contó en su día sobre lo que ocurrió aquella noche en el bar Mustafá se basó en lo que le relataron las otras dos mujeres que le acompañaban, ya que se había ausentado para comprar tabaco y cuando regresó al local, vio "mesas volcadas y todo tirado", que fue cuando F.O. me dijo que había sido agredido por 'Los Pipas' [apodo con el que se reconoce a Antonio y Juan G.F.]", no sabiendo entonces a quien se refería.

Cuando prestó declaración en la Comisaría de la Policía Nacional sostuvo que los tres primeros implicados en la contienda cogieron los vasos que había en la barra y se los metieron en los bolsillo, por lo que la camarera les inquirió, a lo que uno de ellos contestó dándole un puñetazo.

En el momento en que salió a buscar a los hermanos Orenes, observó que los habían agredido y que F.O. llevaba siete puñaladas y una herida sangrante en el ojo, mientras que a su hermano pequeño lo seguían agrediendo y le asestaron una puñalada hasta que lo dejaron en el suelo "boca abajo".

Dicha declaración se negó a firmarla, puesto que, según expuso a los agentes, tenía miedo, estaba amenazada, no quería tener "nada que ver con éstos", refiriéndose a los cinco procesados, y no había dicho nada de eso. Hoy, ante el juez Abdón Díaz, que preside el Tribunal, dejó claro que eso no era cierto, puesto que no le tiene miedo a nadie, "ni a moros, gitanos ni cristianos".

Otro de los testigos que compareció hoy en la segunda sesión del juicio, que se celebra desde ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Murcia, fue un trabajador que en el momento en el que ocurrieron los hechos estaba comprando tabaco en el bar; por lo que la máquina expendedora funcionaba.

"Entré en el bar, vi mucha alteración y como iba con muletas me salí y ya en la calle me quedé parado para ver lo que pasaba", dijo este testigo, quien escuchó a unos de los hermanos Orenes pedir auxilio porque "le habían dado", aunque en ningún momento vio quién lo había atacado, "si eran o no gitanos, ya que la pelea fue al fondo del bar", al igual que un tercer testigo que también fue a comprar tabaco.

La vista oral se cerró con las declaraciones de A.L, un amigo de F.O. que en el momento de la pelea, pasó con su coche por las inmediaciones del local y observó a éste con toda la camisa llena de sangre, por lo que lo llevó a Urgencias. "Me dijo que había sido una pelea con gitanos y que le dolía".

Por último, el dueño del local confirmó que la camarera lo llamó esa noche diciendo que había una pelea, pero que cuando llegó estaba todo en orden y limpio, salvo una mesa y unos cuantos vasos rotos.

PENAS QUE SUMAN 115 AÑOS DE CÁRCEL.

La Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia ha solicitado penas que suman 115 años de prisión. En concreto, pide 23 años para cada uno de los cinco procesados por un delito de homicidio, así como otro delito de homicidio en grado de tentativa.

Según consta en las conclusiones provisionales, a las que tuvo acceso Europa Press, los hechos sucedieron el 9 de agosto de 2007, cuando tres de los procesados --Antonio G.F. y su hermano, Juan G.F., así como el primo de ambos, Antonio G.S.-- acudieron a un café-bar situado en la calle Mayor de dicha localidad.

En el interior del local, éstos se encontraron de manera casual con dos antiguos vecinos, los hermanos O.S., que se marchaban ya del bar. No obstante, en el intercambio de saludos se produjo desacuerdo entre todos ellos, lo que derivó en una reyerta en la que tuvieron que intervenir los encargados de seguridad del establecimiento.

En ese momento, dos de los procesados aprovecharon para avisar a dos individuos más, primos de éstos --Eduardo y Antonio G.B.-- con los que habían estado esa misma noche en otros locales y se incorporaran para poder continuar la riña.

La víctima, O.O., fue reducida e inmovilizada, momento en el que Eduardo G.B. le apuñaló con una navaja de entre 10 a 15 centímetros, provocándole dos heridas incisas en el tórax y en otras partes del cuerpo que le causaron, finalmente, la muerte pocos minutos después por una hemorragia torácica producida por una rotura cardiaca cuando salió a la calle en busca de auxilio.

Mientras tanto, el hermano de la víctima continuaba peleando en su propia defensa hasta que nuevamente Eduardo G.B. le asestó siete puñaladas con heridas penetrantes en zonas vitales y heridas contusivas.