GRANADA 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia de Granada ha condenado a seis años y tres meses de cárcel a un preso que apuñaló a otro con un cuchillo de fabricación casera en la celda que compartían en el Centro Penitenciario de Albolote (Granada). Asimismo deberá indemnizar a su víctima en 3.800 euros por las lesiones sufridas y sus secuelas.
En el fallo de la Sección Segunda, al que tuvo acceso Europa Press, se considera probado que fue sobre las 22,00 horas del 14 de junio de 2006 cuando el procesado, Jaime A.R.V., de 37 años, y condenado anteriormente por hurto y robo con violencia e intimidación, comenzó a discutir con Jesús E.S., de 33 años, a quien le exigió que se marchara a otra celda.
El ahora condenado por homicidio en grado de tentativa terminó asestándole una puñalada con un cuchillo de fabricación casera de 14,5 centímetros de hoja que le penetró en la cavidad torácica y le produjo un neumotórax completo "que puso en peligro su vida por riesgo de colapso pulmonar".
Asimismo, además de una primera asistencia sanitaria, requirió urgente tratamiento quirúrgico, que le fue dispensado en el Hospital Traumatológico de Granada. De la lesión, de la que le quedó cicatriz, tardó en sanar 60 días, 30 impeditivos y ocho de estancia hospitalaria.
Durante el juicio, celebrado el pasado 19 de noviembre, el acusado reconoció que apuñaló a su compañero de celda con un cuchillo de unos 30 centímetros de hoja que él mismo fabricó, si bien puntualizó que lo hizo porque le había faltado al respeto dando patadas y pisoteando las fotos de su familia, "y eso no se puede permitir".
Ambos iniciaron una discusión porque Jaime A.R.V. deseaba que el otro interno se cambiara de celda. "Pero como yo era de fuera me dijo que me tenía que ir yo y me insinuó que se iba a quedar con mis cosas", declaró el procesado, natural de Vigo, y que lleva más de 20 años en prisión por otras causas.
Por su parte, la supuesta víctima, que fue apuñalada bajo la clavícula izquierda, negó que le hubiera tirado fotografías al procesado, a quien dijo que no se podía cambiar de celda a la hora que él se lo requirió, a las 22,00 horas.
En su declaración como testigo, aseguró que, aunque el otro preso le permitió avisar a los funcionarios para que fuera atendido por un médico, su agresor le dijo que afirmara que se había dañado él mismo.
Después de que fuera llevado a la enfermería de la cárcel para una primera asistencia sanitaria, los funcionarios regresaron a la celda, donde encontraron el arma oculta en una de las paredes de la estancia, según señaló uno de los trabajadores de la prisión granadina.
La Audiencia considera ahora que, aunque es cierto que el procesado le infirió una sola herida al otro interno, y que permitió al herido que solicitara auxilio por el interfono de la celda, "ello no basta para excluir el carácter homicida de su ataque".