ETA.- De Juana debe 8 millones de euros a sus víctimas, saldados por el Estado en aplicación de la Ley de Solidaridad

Actualizado: viernes, 23 marzo 2007 15:58

La portada del último número de la revista de la FVT representa a través 'El Grito' de Munch la demanda de justicia "de los inocentes"

MADRID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -

El etarra José Ignacio de Juana Chaos debe a los familiares de las 25 víctimas que asesinó y a las otras tantas que dejó con heridas una deuda próxima a los ocho millones de euros, más de 1.300 millones de las antiguas pesetas, deuda esta de la que se ha hecho cargo el Estado en aplicación de la Ley de Solidaridad.

Así lo desvela la revista de la Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT), que recoge Europa Press, y que en este último número utiliza en portada la imagen de 'El Grito', de Eduard Munch, para plasmar "el grito de los inocentes" que piden justicia, tal y como expone en un artículo interior la presidenta de la citada plataforma, Maite Pagazaurtundua.

Según destaca la publicación, a pesar de que De Juana Chaos está a punto de cumplir todas las penas de prisión por las cuales fue condenado por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, no ha cumplido con los cerca de ocho millones de euros de deuda económica que adquirió con las familias de sus víctimas.

DEVOLVER EL DINERO PARA RECUPERAR LA LIBERTAD.

Aunque este dinero ya haya sido desembolsado a las víctimas en virtud de la Ley de Solidaridad --dado que el etarra se ha declarado insolvente, según la revista--, el Gobierno deberá, sin embargo, reclamarle esa cantidad al miembro del 'comando Madrid', porque, de no ser así, no podría salir en libertad definitivamente.

Según precisa la revista citando fuentes judiciales, sólo por tres atentados, los registrados en las madrileñas plazas de la República Dominicana y de la República Argentina, así como en la calle Jorge Juan, la Audiencia Nacional le exigió indemnizaciones que ascienden a más de 5 millones de euros.

En concreto, precisa la FVT, por el atentado con coche bomba de abril de 1986, en los cruces de las calles Jorge Juan y Príncipe de Vergara, en el que murieron cinco guardias civiles, se le condenó al pago de una indemnización superior a los dos millones de euros.

Por su parte, el atentado con coche bomba en la plaza de República Argentina, que se cobró la vida de una persona, se saldó con una sentencia que le condenaba a pagar un millón y medio de euros, mientras que en el de la plaza de la República Dominicana, que dejó un balance de 12 guardias civiles muertos, las indemnizaciones ascendían a 1,6 millones de euros.

En páginas internas, la revista de la Fundación, que este mes vuelca en su portada el conocido cuadro que Eduard Munch pintó en 1983, 'El Grito', recoge un artículo de su presidenta, Maite Pagazaurtundua.

RECLAMA UNA TRANSFORMACIÓN DEL GRITO DE LOS INOCENTES.

Titulado de la misma forma, Pagazaurtundua destaca la necesidad de transformar "en coraje democrático" "el grito de los inocentes" que piden justicia contra aquellos que los asesinaron, que reclaman que "no recompensemos el mal" y que solicitan "no nos convirtamos en insensibles ante la injusticia radical".

"Debemos ser capaces de transformar todo este dolor en coraje democrático para reclamar respecto y humanidad y también para no acobardarnos ante el poder del miedo que causan los terrrorista", reflexiona Pagazaurtundua. "Es preciso --añade-- recuperar la senbilidad plena con la inocencia radical de las víctimas".

Durante su artículo, la presidenta de la FVT recuerda a Diego Armando Estacio, a Carlos Alonso Palate y a Ambrosio Fernández, para, a continuación, subrayar "la inocencia de los inocentes y la culpabilidad de los culpables, la culpabilidad de los fanáticos que no respetan las reglas del juego de la democracia y esperan obtener réditos políticos del dolor y miedo que provocan".

Éstas y el resto de víctimas de ETA, según Pagazaurtundua, "están en el mismo corazón de una sociedad democráticamente sana" y son, además, "la fuente del coraje democrático para defender nuestras vidas y nuestra libertad".

Tal vez por eso, subraya, "la paz nunca se puede alcanzar a costa de la impunidad del agresor". "La paz --apunta-- no se puede alcanzar a costa de volver a nuestro corazón de piedra y de malearnos, no puede alcanzarse a costa de cerrar los ojos y seleccionar de forma interesada qué y a quién queremos que se escuche".