SANTIAGO DE COMPOSTELA, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
La familia de Ramón Ortega, el joven que apareció muerto en la calle de un golpe en la cabeza en Vigo, pide "más solidaridad" a la sociedad ante los delitos violentos. "Que encuentren al que ha sido porque esto es desesperante; no tenemos explicación de quién ni por qué", pide Susana Quina, madre de Ramón. Se da la trágica casualidad de que Ramón Ortega era primo de Sara Alonso, la joven asesinada en 2004.
"Estamos mal y seguimos como el primer día", afirmó Susana Quina, que desde el 19 de diciembre no deja de preguntarse qué pudo pasar para que todo "se saliera de la rutina", ya que Ramón, su hijo de 21 años de edad, era una persona "siempre" pendiente de su familia y si un día llegaba tarde "llamaba siempre".
Pero el 19 de diciembre Ramón no llamó. "No lo entendemos; sabíamos que no venía a comer porque lo había invitado un amigo y ya no sabemos nada más hasta el día siguiente que nos llamó la policía; no tenemos explicación".
Según relató Meritxell, hermana de Ramón, su hermano era una persona de unos hábitos nada muy rutinarios. "Si podía se metía en cama a las nueve porque se levantaba a las cinco y media", sin embargo, "ese día se salió todo de la rutina; no pasó nada de lo que pasaba siempre", por lo que todavía hoy no se explican qué pasó, "¿por qué a partir de que salió del trabajo nadie sabe nada de él?", se pregunta Meritxell.
Lo único que sabe la familia es que Ramón Ortega murió de un fuerte golpe en la cabeza y que presuntamente fue causado por unos nuchacos, arma que se utiliza en las artes marciales. "La jueza decretó secreto de sumario y por eso no nos informan de nada", explicó la madre.
Una falta de información que la familia entiende para poder llegar a la resolución del caso. "La policía se ha volcado en el caso; sabemos que están trabajando y eso nos tranquiliza".
Durante este mes largo, la familia de Ramón reconoce que sólo tiene preguntas. "Le damos muchas vueltas a la cabeza, tenemos muchas preguntas; no encaja nada". Por eso no dejan de repetir que sólo buscan algo "donde agarrase", "que tu cabeza pueda descansar un poco y dejar de darle vueltas a qué pudo pasar, qué hubo en esas horas".
El deseo de la familia es claro: "que encuentren a quién ha sido porque esto es desesperante; que los cojan y que les pongan la pena máxima". Por último, tanto la madre como la hermana de Ramón coincidieron en denunciar la falta de solidaridad de la sociedad ante este tipo de crímenes.
"Hoy me ha tocado a mí pero le puede tocar a cualquiera; que la gente se mentalice un poco y trate de tener más solidaridad", afirmó la madre. Esa falta de comprensión la vivió Meritxell a la hora de querer hacer un llamamiento a la participación en una concentración en demanda de justicia y para que no se olvide su caso.
"He salido a repartir folletos; la primera vez entré en un local y les pedí que me los colocasen en el escaparate, pero de todos los locales que entré puedo contar con los dedos de una mano los que me colocaron el cartel". "Si todos damos un apoyo, a lo mejor se consigue más justicia. Somos muchas familias las que sufrimos esta situación". "Hay falta de solidaridad", concluyó.