A CORUÑA, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los forenses ratificaron hoy que la anciana que presuntamente fue envenenada por su nuera, Olga C.A., en enero de 2006 en la localidad coruñesa de Carballo murió por intoxicación, a pesar de que en la autopsia no aparecieran restos del fungicida que se utilizó.
Los expertos explicaron en la sesión que tuvo lugar hoy en la Audiencia Provincial de A Coruña que la ausencia de restos de plaguicida en el cadáver de la anciana, en este caso es "algo normal", dado que es un producto que se metaboliza en el hígado y desaparece "en cuestión de horas o días".
Unos datos que ratificaron varios miembros del Instituto Nacional de Toxicología al aclarar que sus componentes son "sustancias de vida corta", cuyos restos se eliminan completamente en alrededor de 62 horas y "más rápido en este caso porque la víctima estuvo ingresada y recibió tratamiento hospitalario que aceleró su desaparición".
No obstante, insistieron en que la causa de la muerte fue la intoxicación por dicho plaguicida basándose en los síntomas que sufrió la víctima, tales como broncoespasmos, diarrea, vómito, debilidad muscular, espasmo de laringe, visión borrosa y fibrilación ventricular.
Además un médico experto en toxicología aseguró que una persona de 55 kilos de peso, en condiciones físicas normales y sin ningún tipo de dolencia moriría con la ingestión de 16,61 mililitros del fungicida Cúspide 48 y, al contar el jarabe con un dosificador de 20 mililitros, es posible el fallecimiento de la víctima con la ingesta de una única toma de jarabe envenenado.
Una teoría que se afianza si se tiene en cuenta que se trataba de una mujer de 93 años, con insuficiencia respiratoria y renal, dos dolencias a las que ataca especialmente dicho plaguicida.
ESTADO MENTAL.
Además en el juicio declararon los diversos psiquiatras que atendieron a la acusada, de 48 años de edad, y coincidieron en que ésta padecía depresión, estaba aburrida y apática, no tenía alegría y contaba con un déficit en la atención, unos datos que no provocaron "en ningún momento" que la acusada perdiera "la noción de la realidad o no supiera lo que estaba bien y lo que estaba mal".
Los expertos también coincidieron en que se trata de una persona "en el límite" para contar con una inteligencia normal, que tenía problemas para dormir, y presentaba ideas de suicidio no consistentes, ni estables.
Tras la exposición de estos hechos, el jurado popular decidirá mañana si la acusada es culpable o inocente ya que el fiscal ratificó su petición de 17 años de cárcel y la indemnización a dos de los hijos de la víctima con 10.000 euros a cada uno por daño moral, ya que los otros tres renunciaron a dicha indemnización y el abogado de la defensa pidió su absolución o que se tenga en cuenta su situación mental de cara a la imposición de una condena.