El banquillo de los acusados del juicio al procés en el Supremo
SEÑAL DE TV DEL TRIBUNAL SUPREMO
Actualizado: jueves, 21 marzo 2019 18:27

Asegura que a pocos metros había ocho mossos que "en ningún momento se acercaron" a ayudar

MADRID, 21 (EUROPA PRESS)

Un sargento primero de la Guardia Civil que estuvo en un centro de votación durante el referéndum del 1 de octubre de 2017 ha hecho un relato pormernorizado de lo que se encontró allí y de las dificultades que tuvo para cumplir el mandato judicial de impedir la votación y requisar el material electoral, así como las "agresiones verbales" y "amenazas" que le dirigieron los manifestantes.

"Sufrí un daño moral. Yo fui a cumplir una orden judicial y fui insultado, no sé si porque soy guardia civil. Me he quedado con cómo me miraban, no sé si con desprecio o con odio. A mí nunca me habían escupido por hacer mi trabajo. Aquellas personas se comportaron, por decir una palabra que quizá no es la adecuada, como delincuentes", ha explicado el sargento primero, visiblemente afectado, al tribunal que juzga el proceso independentista en Cataluña.

En un testimonio muy crudo acerca de lo que vivió en el 1-O, en el que no ha sido interrumpido en ningún momento, el agente del Instituto Armado ha explicado durante varios minutos al tribunal que ese día sólo acudió a un local de votación, en el centro de atención primaria de Sant Andreu de la Barca (Barcelona), sobre las once de la mañana. A esa hora ya sabía que sus compañeros habían tenido "muchas dificultades" para cumplir el mandato del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en otros centros, pero hasta que no lo vio personalmente no se hizo "a la idea".

"LO QUE MÁS ME DOLIÓ FUERON LAS MIRADAS"

Cuando llegó al colegio electoral el grupo en el que estaba integrado, todos ellos de paisano, otros compañeros que ya estaban allí les 'encapsularon', pero se encontraron con unas decenas de personas en el exterior que se acercaron a ellos y en el camino hasta la puerta les empezaron a insultar, llamándoles "asesinos, hijos de puta" y a gritar "fuera las fuerzas de ocupación". "A mí lo que me dolió fueron las miradas. Me escupieron varias veces. Y eso a lo largo de 40 metros", ha resaltado.

Al llegar a la entrada del local, donde otros agentes habían hecho un cordón policial, vio cómo unos agentes de antidisturbios del Instituto Armado (GRS) trataban de entrar, pero a través de la puerta de cristal apreció que unas 20 personas lo impedían. "Los compañeros del GRS les decían que tenían que entrar para cumplir una orden judicial. Se lo dijeron hasta cuatro veces. Y la contestación de esas personas fue que no iban a cumplir ninguna orden y que no hacían caso a la Guardia Civil", ha relatado.

Según ha resaltado, le llamó la atención en esos momentos que a unos 40 metros de la entrada del centro de atención primaria había ocho efectivos de los Mossos d'Esquadra, los cuales "en ningún momento se acercaron" a prestar auxilio a los guardias civiles ni preguntaron si les hacía falta ayuda.

UN MANIFESTANTE MORDIÓ A UN AGENTE

La puerta del local se abrió por uno de los lados debido a la fuerza ejercida por ambas partes --agentes y concentrados-- y los guardias civiles pudieron sacar a las 20 personas "una a una", si bien una de ellas se lanzó sobre uno de los antidisturbios y vio cómo le mordía en una mano.

Al entrar en el centro, ha continuado el testigo, se llevó "otra sorpresa": "Unas 250 personas de muchas edades diferentes se habían sentado y tirado en el suelo como un muro infranqueable, y algunos nos estaban grabando. Y había una persona que les decía 'todos callados, no digáis nada'". Por este motivo, a los guardias civiles les "costó mucho" llegar hasta el punto de votación, pero allí no encontraron urnas, sólo "unos 2.500 sobres, algunas papeletas y una CPU".

Había tanta gente en el centro de votación y el ambiente estaba tan "irrespirable", ha apuntado el testigo, que hubo una persona que sufrió un mareo y fueron los agentes de la Benemérita los que le atendieron.

Al salir con el poco material que habían encontrado, los manifestantes les volvieron a "insultar" y a "amenazar". "Nos llamaron asesinos y nos volvieron a escupir", ha afirmado, tras lo cual el fiscal le ha preguntado si sufrió agresiones físicas, a lo que ha contestado negativamente, pero sí ha apuntado que después de estos incidentes sufrió un "daño moral".

"AQUEL DÍA SE COMETIERON MUCHOS DELITOS"

Con este relato tan detallado de lo que vivió en el centro de votación en Sant Andreu de la Barca, el fiscal Jaime Moreno ha finalizado su interrogatorio. Ya en el turno de las defensas, Javier Melero, abogado del exconseller Joaquim Forn, ha querido saber si sus superiores les habían dado alguna instrucción concreta a la hora de actuar el 1-O.

"Nos dijeron que debíamos que cumplir la parte dispositiva del auto judicial y que nuestra misión era requisar e intentar cerrar el punto de votación. En ningún momento nos dijeron que el problema iban a ser las personas, pero también que debían primar los principios básicos de actuación. Aquel día se cometieron muchos delitos", ha afirmado.

Más noticias

Leer más acerca de: