MADRID, 14 Sep. (EUROPA PRESS) -
La ciudad de París acogerá el próximo año el VII Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo, que reunirá a víctimas de organizaciones terroristas de numerosos países para que compartir experiencias y sentimientos comunes, además de estudiar la lucha internacional contra el terrorismo o las responsabilidades de los organismos internacionales.
El Congreso, organizado por el Observatorio Internacional de Víctimas del Terrorismo de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, ha dado este martes el pistoletazo de salida con la firma de un convenio con el director general de la asociación francesa de víctimas, Guillaume Denoix de Saint Marc, que se encargará de su dirección y coordinación.
Como en anteriores ediciones, reunirá a varios centenares de víctimas para compartir durante los días 15, 16 y 17 de septiembre de 2011 jornadas de trabajo y reflexión y recibir el aliento de toda la sociedad y destacados representantes públicos. Las anteriores ediciones fueron inauguradas por los Príncipes de España, algo que el presidente de la asociación francesa ha asegurado que le gustaría poder repetir, aunque ha reconocido la dificultad.
El presidente de la Fundación San Pablo CEU, Alfredo Dagnino, ha explicado además que la elección de París para acoger esta séptima edición del Congreso "no es baladí", ya que Francia es un país que ha sufrido "la lacra del terrorismo" y además representa un importante papel en la lucha contra ETA gracias a su colaboración antiterrorista con España.
En este contexto, ha querido subrayar las "convicciones" del CEU tras el anuncio hecho público por ETA, entre las que el "respeto" que merecen las víctimas está en primer lugar. "El terrorismo es un mal en sí mismo, es intrínsecamente perverso e incompatible con una visión moral del hombre y de la vida --ha argumentado--. Contra el terrorismo lo que no cabe son políticas de apaciguamiento o conciliación, sólo cabe el ejercicio firme de la autoridad del Estado".
Así, sólo ha querido valorar como "positivas" las detenciones efectuadas contra la dirección de EKIN y ha insistido en que el único objetivo del Estado debe ser la persecución del terrorismo para poner a sus responsables ante la justicia. Por esta misma razón, ha defendido que los anuncios de la banda terrorista "no merecen ninguna atención".
Según Dagnino, estos valores serán también los que se pongan de relieve en el Congreso celebrado en París, en el que se leerá un manifiesto conjunto, previsiblemente en el Trocadero. Además, habrá una exposición de piezas de arte elaboradas por víctimas del terrorismo. "Muchas víctimas han superado el dolor con arte, es una muestra de algo positivo que puede salir de tanto dolor", ha celebrado el presidente de la asociación francesa.
Guillaume Denoix es hijo de un hombre que falleció en un atentado perpetrado contra un avión en 1989 en el que murieron 170 personas "organizado por los servicios secretos libios". Desde entonces ha luchado porque Libia reconozca su responsabilidad y participó directamente en las negociaciones con el Gobierno del país.
ESPAÑA ES UN EJEMPLO POSITIVO
Según ha explicado, el encuentro de París tratará de aumentar el espectro de nacionalidades de las víctimas, incluyendo casos como los sufridos en Kabul, y además abordará casos específicos poniendo de relieve las experiencias comunes en los diferentes países. Su objetivo es estudiar el impacto de un atentado no sólo en la víctima sino en todo su entorno.
Otro aspecto que se tratará en el Congreso será la relación entre víctima y sociedad, para lo que a su juicio España supone "un ejemplo positivo" porque en otros países las víctimas se siente "rechazadas e incomprendidas".
El encuentro también estudiará la lucha contra organizaciones terroristas como Al Qaeda, para lo que la cooperación contra ETA entre Francia y España también es un modelo a seguir, y abordará el tema de los rehenes, que tiene numerosas "particularidades".
Guillaume Denoix también ha mostrado su interés por luchar contra el reclutamiento de jóvenes yihadistas y de abordar la responsabilidad de las organizaciones internacionales con las víctimas. Como ejemplo ha puesto el caso de trabajadores de la ONU afectados por atentados en Bagdag o Argel que ahora "sufren" por la forma en la que son tratados.
