BARCELONA 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
Sólo una testigo protegida certificó hoy que el acusado más joven por el asesinato de una familia de joyeros en noviembre de 2005 en Castelldefels (Barcelona), sobrino del otro acusado, salió del establecimiento poco después del sangriento atraco.
En la segunda sesión del juicio con jurado, varios testigos protegidos relataron su visión parcial de los hechos, a veces complementaria y otras contradictoria. No obstante, sólo una amiga y vecina de las víctimas aseguró que vio a los dos acusados, el más joven, salir de la joyería, mientras que otro testigo admitió que sólo vio salir al mayor, aunque no negó que el joven pudiera haber salido antes.
La Fiscalía pide 66 años de prisión para Juan Antonio S.H. y 78 para su tío, Fernando S.M., por asesinar al matrimonio propietario y a su hijo a golpes de machete la mañana del 29 de noviembre de 2005. Uno de los dos asaltantes llevaba un revólver simulado.
Un comerciante de la zona, también amigo de las víctimas, vio al hijo del matrimonio de joyeros, Carlos R.A., salir para pedir ayuda, a continuación a su madre y a una o dos personas que salían corriendo. Fue a auxiliar a los heridos, aún vivos, y describió la situación en la joyería como "dantesca", con mucha sangre por todas partes.
Otro testigo, un mosso d'Esquadra fuera de servicio, vio al joven acusado en una plazoleta cercana a la joyería con actitud "nerviosa". Cinco minutos después, volvió a pasar por allí y el joven no estaba, pero sí vio al acusado de más edad con un revólver plateado.
Cuando vio a Carlos R.A. salir herido de la joyería, decidió seguir al fugitivo para darle el alto, a lo que Fernando S.M. respondió apuntándole con el arma de fuego. El agente se escondió bajo un coche y llamó a la policía, viendo que Fernando S.M. se juntaba con el joven que él había visto antes. Les siguió "a paso ligero", aunque el mayor tenía dificultades para andar, hasta que se refugiaron en la caseta de una piscina. El agente no pudo hoy concretar quién llevaba el cuchillo ni si Fernando S.M. tenía un ojo morado e hinchado o sangraba, como después se comprobó.
Un agente municipal de servicio avisado decidió irles a buscar, y les cortó la huida en la citada plazoleta de la calle Machado. Los supuestos atracadores variaron su ruta, aunque el policía dijo no haberlos perdido de vista, y que fue alguien de un bar quien le avisó de que uno de ellos llevaba un arma. Sí vio que el mayor cojeaba y llevaba algo en la mano, pero no pudo ver qué.
Al detenerles en la caseta, dijo que no parecían drogados o somnolientos, como ayer dijo el abogado de Fernando S.M., sino que estaban "asustados". El sobrino tenía el cuchillo utilizado en el crimen y su funda, y no se "extrañó" por la detención, dijo.
Otro de los testigos clave es un amigo de Carlos R.A., que estaba en su coche con su pareja aparcado cerca. Dos hombres pasaron por ahí y a uno se le cayó una pistola, aunque no concretó a quién. El más joven la recogió y se la dio al mayor.
Una vecina y amiga de las víctimas estaba en su balcón, frente a la joyería, oyó gritos y vio a Rosa María A.G. salir del local y caer. Carlos R.A. salió detrás y también se desplomó. Después, vio a un hombre con chaqueta oscura --como las de los acusados-- huyendo del lugar, sin cojear, y, posiblemente, con un cuchillo. No vio a nadie esperándole.
Otra vecina y amiga estaba en la calle Machado, cuando un hombre de oscuro, amenazando con algo en la mano, dijo: "Si me sigues, te mato". No supo si se dirigía a ella, pero retrocedió asustada.
El juicio continuó con la declaración de policías que actuaron en el lugar, investigadores y compañeros de trabajo de acusados y víctimas. Ambos acusados, vecinos del barrio de La Mina de Sant Adrià de Besòs, tienen antecedentes. El más joven por robo de vehículo, y el otro nueve por robo, y cumplió condena por homicidio doloso.