El TSXG desestima el recurso del autor confeso del crimen de Monelos y mantiene la pena de 18 años de prisión

Actualizado: lunes, 20 septiembre 2010 17:00

A CORUÑA, 20 Sep. (EUROPA PRESS) -

La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha desestimado el recurso presentado por el autor confeso del crimen de Monelos, Marcos Graña, de 33 años de edad, y mantiene la sentencia que le condenó a una pena de 18 años y tres meses de prisión por matar a su vecino, José Martínez Hilario, en julio de 2008 en A Coruña.

En la vista de apelación, la defensa de Marcos Graña reclamó que la sentencia fuese declarada "nula" y alegó, entre los motivos, la falta de motivación del veredicto del jurado. En caso de no ser admitida esta nulidad, reclamaba que se le condenase a 10 años por un delito de homicidio o que se rebajase a 15 años la pena que se le impuso por asesinato.

La vista se celebró el pasado 14 de septiembre tras el recurso presentado por el acusado contra la sentencia de la sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña, que impuso al procesado una pena de 17 años y medio de cárcel por un delito de asesinato y nueve meses por un delito de tenencia ilícita de armas.

En su fallo, al que ha tenido acceso Europa Press, el TSXG desestima todos los argumentos de la defensa, entre ellos la calificación de los hechos como homicidio, ya que entiende que la prueba por la que se le aplicó al procesado la agravante de alevosía "es abrumadora". Además, rechaza rebajar la condena por asesinato y entiende que la pena que le aplicó la Audiencia Provincial de A Coruña está "suficientemente motivada".

ALCOHOLISMO Y TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD

La sección primera Audiencia Provincial de A Coruña consideró a Marcos Graña autor de los disparos que, en julio de 2008, ocasionaron la muerte de su vecino en la calle Camino da Igrexa, en el barrio coruñés de Monelos.

No obstante, tuvo en cuenta como atenuante leve los problemas de alcoholismo del procesado y la existencia de un trastorno moderado de personalidad, frente a las tesis de la defensa, que argumentó la existencia de una enfermedad mental.

En el juicio, el acusado admitió la existencia de los disparos, pero argumentó que la escopeta que llevaba se le disparó al tropezar con un bordillo y perder el equilibrio. Asimismo, sostuvo que llevaba el arma porque tenía "miedo" a que le atacasen.