BRUSELAS, 18 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Comisión Europea lanzó hoy una estrategia para hacer frente a la escasez de agua y la sequía en la Unión Europea que sitúa la política de precios en el centro de las medidas para lograr una gestión eficaz de un recurso cada vez más escaso. El comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, quiere en definitiva que los Estados miembros apliquen completamente la directiva sobre el agua, que deberán trasladar a sus legislaciones nacionales como muy tarde en 2010, y que obliga a fijar un precio que refleje su verdadero valor, aplicando el principio de que "quien usa el agua, paga".
Por eso, Bruselas pide intensificar los esfuerzos para poner en marcha programas obligatorios que midan el consumo de agua y promover un uso racional de este recurso.
En la práctica conllevará necesariamente un aumento en las tarifas, especialmente en los países que hacen una peor gestión de sus recursos acuíferos, pero fuentes comunitarias evitaron hoy hablar claramente de incrementar los precios o señalar con el dedo a los Estados miembros donde más agua se despilfarra.
Recalcaron que lo que se necesita es adaptar las necesidades económicas al agua disponible con una asignación "adecuada" de los recursos hídricos, contexto en el que admitieron que los derechos históricos no son necesariamente el mejor punto de partida. "Los Estados miembros deben evaluar sus necesidades, la demanda, y encontrar el equilibrio", agregaron.
Lo que sí deja claro la Comisión Europea es que la Unión Europea despilfarra casi el 20% de sus recursos y que, según las estimaciones de un informe en proceso de elaboración esta cifra podría alcanzar el 40%, de ahí que desde Bruselas se insista en la necesidad de modificar los patrones de consumo, empezando por concienciar a la opinión pública de igual forma que se está haciendo en el caso de la energía.
Así, se podrían instalar dispositivos de ahorro en grifos, duchas y cisternas o, a mayor escala, hacer un reparto más adecuado del agua entre sectores económicos. Aconseja, en este contexto, diseñar políticas eficaces de tarificación del agua y medidas económicas que mejoren la gestión de las necesidades hídricas antes de optar por la creación de nuevas infraestructuras de abastecimiento.
PROTECCION CIVIL
El Ejecutivo comunitario se plantea también optimizar el uso del Fondo Europeo de Solidaridad (FSUE) y los mecanismos europeos de protección civil para que los Estados miembros afectados por sequías graves puedan solicitar ayudas.
Bruselas recuerda que hasta la fecha los países no han solicitado usar este Fondo ni han pedido tampoco la asistencia de los equipos de protección civil en caso de necesitar con urgencia suministro de agua e indica que la Comisión está dispuesta a examinar cualquier petición de recurrir al Fondo, aunque antes de decidir si se conceden o no ayudas se asegurará de que la sequía no es consecuencia indirecta de una mala gestión del agua.
En cuanto al mecanismo de protección civil, la idea es que los Estados miembros coordinen sus equipos para llevar a cabo intervenciones conjuntas en casos de desastres tanto naturales como ocasionados por la mano del hombre y ver cómo se podría colaborar usando adecuadamente los recursos hídricos cuando se desaten incendios forestales que hayan sido favorecidos por graves situaciones de sequía.
ALERTA TEMPRANA
Por otra parte, la Comisión aconseja optimizar el uso de los sistemas de alerta temprana sobre la sequía a nivel tanto nacional como europeo para poder así anticipar los preparativos de cualquier actuación en materia de protección civil.
El Ejecutivo comunitario basa su batería de propuestas en el hecho de que en los últimos 30 años la sequía ha aumentado en la UE de manera dramática tanto en superficie e intensidad y que las áreas y la población afectada alcanzaron casi un 20% entre 1976 y 2006. A ello hay que añadir el daño que supone para la economía europea, que la Comisión estima en en 100.000 millones.
Indica también que al menos el 12% de los europeos el 19% del territorio de la UE se han visto afectados por la escasez de agua y que la tendencia es que se extienda de manera significativa por toda Europa.
Los pronósticos científicos sobre las consecuencias del cambio climático no hacen sino reforzar la tesis de la necesidad de poner en marcha políticas de ahorro porque revelan que si las temperaturas del planeta se elevan entre 2 y 3 grados, la población afectada por la sequía será de entre 1.000 y 3.200 millones de personas. A mediados de siglo, el cauce de los ríos habrá bajado entre un 10 y un 30% y las áreas afectadas por la escasez aumentarán su extensión.