Actualizado 03/11/2007 01:00

Andrés Aberasturi.- Ni acatan ni respetan

MADRID 3 Nov. (OTR/PRESS) -

Se les llena la boca con una obviedad que no es discutible: acatan la sentencia. Pues claro, ¿qué iban a hacer si no? Pero acatar y respetar la sentencia no es exactamente interpretarla como más le conviene a cada uno y, en todo caso, admitido ese derecho de interpretación, desde luego no puede ser volver a la bajeza moral de reiniciar las viejas polémicas sobre lo ocurrido en aquellos fatídicos días del 11, del 12 y del 13-M.

Pero aunque muchos no terminemos de entenderlo y creamos de buena fe que semejante suceso no puede volver a centrar un debate electoral, a los dos grandes partidos les ha faltado tiempo para decir que acatan la sentencia e inmediatamente después entrar en una guerra sucia de acusaciones mutuas. Hacer frases electoralistas sobre el recuerdo de tantos muertos no les va a llevar a ninguna parte porque el pueblo no participa en esa carrera absurda y carece de otros intereses espurios más que el dolor por las victimas y el respeto por sus familiares.

Pero los partidos nunca aprenden y una y otra vez caen en los mismos errores y si uno pide al otro que reconozca que no ha sido ETA, el otro pide al uno que diga que no sido la guerra de Irak. Ya está bien; aquí nadie tiene que decir nada y menos sobre algo tan monstruoso como el 11-M. Pero son tan hipócritas, están tan acostumbrados a la bajeza, que mientras el presidente del Gobierno pide conciliador la unidad de todos los demócratas, en el propio Consejo de Ministros, su vicepresidenta se dedica a echar leña a un fuego que nunca se llegó a apagar y Rajoy, por su parte, insiste en seguir investigando.

Y así no puede ser; así no vamos a ninguna parte. Están tan obsesionados en estas luchas que se les dispara la inflación mientras inyectan hormigón armado en una Barcelona caótica. Pero ellos siguen a lo suyo. Aquí nadie acata ni respeta nada, aquí vale todo con tal de ocupar un titular que acerque el triunfo en las elecciones. Si haces un repaso serio por la legislatura, se han pasado los años discutiendo cosas lejanas a la gente, ajenas a nuestras preocupaciones diarias, problemas que ni nos van ni nos vienen y que terminamos viviendo como propios porque la repercusión en los medios nos hace al final creer que la realidad es la percepción de la realidad que nos llega desde la tele y no la realidad misma y cercana de nuestro entorno.

Que sigan así. Al final el divorcio entre la clase política y el ciudadano será de tal calibre, que la abstención se adueñara de las urnas y ya hay más que claros indicios de por donde van las cosas.

Andrés Aberasturi

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