MADRID 14 Nov. (OTR/PRESS) -
Ha escrito un libro mi compañera y, pese a eso, amiga Carmen Tomás -con la que tanto disiento- muy poco recomendable para los que, como yo mismo, no empeñamos en seguir creyendo que, salvo excepciones, el mundo es, de suyo, tirando a bueno y que los intereses que mueven a los que pueden mover los intereses de todos, son, de entrada, limpios, transparentes y bienintencionados aunque en ocasiones se mancillen un poco por el camino.
Después de leer "OPA a Endesa (el que resiste gana)", buena parte de mi natural inocencia se deshizo como el azucarillo que era en la charca cenagosa de lo difícilmente creíble: coches/espía aparcados misteriosamente en las puertas de grandes edificios, intentos de soborno a periodistas, chorizos de tres al cuarto robando ordenadores de la empresa opada* un disparate. Si uno no conociera a la autora, pensaría que esta es la historia novelada de algo, una especie de elucubración sobre María de Magdala pero en presidenta de La Caixa o un capítulo de CSI pero sin linternas. Y no.
El punto castizo en toda esta trama de intereses y juegos sucios, lo pone el comienzo mismo de la historia: "¿Manolo? Tenemos que vernos, vamos a lanzar una OPA sobre Endesa". No es serio. No es serio que el protagonista de semejante film se llame Manolo y no Horatio (por ejemplo) y menos aun que el tal Manolo, el que recibe la llamada, sea justo el destinatario de la OPA: no sólo le opan sino que, encima, le avisan de lo que se le viene encima.
Como no sé nada de economía, saco mis propias conclusiones de la jerga que se utiliza y lo de la OPA siempre me gustó; es como un eufemismo de colleja y lo más curioso es que, en le fondo, es lo que es: "A que te meto un OPA Manolo...?" Y vaya si se la mete. Luego está la variante de la OPA hostil, que es de la que hablamos, y que viene a ser lo de la colleja pero sin bromas, como a mala leche. También me gustó en una época algo de lo que se acusa mucho a la gente bien: maquinación para alterar el precio de las cosas. Y te imaginas a Mario Conde dándole a la ruedecilla esa de las charcuterías en la que se fija el precio del chopet, la mortadela o el lomo embuchado y poniéndolo todo a mil.
Me lo tomo a broma porque algo habrá que salvar de este naufragio ético en el que vivimos. Pero la cosa no es graciosa por muy bien que la cuente, para todos los públicos, Carmen Tomás en su libro. La historia de esta OPA a ENDESA que ha hecho correr ríos de tina, de suciedad y de dinero, es una historia triste, descorazonadora y ejemplar de hasta donde puede llegar el capitalismo puro y duro, la corrupción, la hipocresía pertinaz de unos pocos que nos usan a todos los ciudadanos como disculpa para sus desmanes. Y usted y yo, como tortolitos, pagando los recibos de la luz a fin de mes, ajenos a semejante espectáculo.
Andrés Aberastui.