MADRID 21 Abr. (OTR/PRESS) -
Lo de Pepiño Blanco tiene guasa. Como durante la comparecencia de Rajoy -que no pienso juzgar a estas alturas- nadie le preguntó por el precio del café, ataca el número 2 del PSOE por no confesar Rajoy lo que ganaba. Y mientras, en un acto electoral y partidista francés y en Francia, ondea la bandera española porque allí andaba Zapatero. Es curioso como de este "uso" no se escandalizan los que si se rasgan las vestiduras cuando la bandera nacional la utilizan otros. A mi estos de las banderas, la verdad, me trae un poco al fresco desde que vi como en la ejemplar Gran Bretaña te vendían hasta gayumbos con su enseña nacional. No parece que la cosa sea tan grave, pero allá ellos si que quieren hacer de todo una polémica.
Me interesa mucho más el desarrollo de la Ley de Dependencia, que la presenta el PSOE como uno de sus pilares de la actual legislatura y que ya está empezando a generar polémica y contradicciones incluso entre los consejeros de las CCAA gobernadas por los socialistas. El problema es el de siempre: dinero. Porque lo que esta previsto para los casos más graves por el ministerio de Trabajo es 1.014 euros más lo que complete el propio ciudadano dependiente con el 75% de su pensión; el repartos sería de la forma siguiente: el Gobierno Central aportará 507 euros, la misma cantidad deberá poner la comunidad correspondiente y el resto, ese 75% de la pensión de cada uno.
Beatriz Elorriaga, consejera de la Comunidad de Madrid, dice que las aportaciones que hace el Estado no se corresponden con el coste real en una residencia, y tiene razón. Tomás Mañas, de Castilla-La Mancha, considera también insuficiente la aportación del Ministerio y los que no somos ni consejeros ni ministros, no solo entendemos que es así sino que nos parece que quitar el 75% de la pensión del discapacitado para completar "su precio" es un disparate porque, además de estar en una residencia, ese discapacitado debe tener algo aunque sea para comprarse ropa y el 25% que les va a quedar de su pensión, les puedo asegurar que no da ni para un jersey en tiempo de rebajas.
Pero es curioso que las consejerías de las CCAA se quejen de que no se cubre el coste real de la plaza cuando antes de esta Ley, sus propias subvenciones estaban también muy por debajo de esos costes reales si se trata de organizar este sistema con cierta dignidad y no convertir las residencias en "aparcamientos".
El grave problema que se va a generar con el desarrollo de esta Ley, si es que las cosas siguen por ese camino, es, nada menos, que un regresión histórica que de hecho ya se está dando por falta de dinero. Si uno de los grandes éxitos del movimiento asociativo fue unificar los síndromes y las enfermedades para tratarlos de forma específica, con las actuales financiaciones la única solución es volver a los macrocentros -de tan infeliz memoria- en los que convivían todos tipo de situaciones sin que tuvieran nada que ver las unas con las otras y que hacían imposible el tratamiento eficaz de cada residente. De hecho un centro de Castilla La Mancha en el que -como padre de un chico afectado por parálisis cerebral- tenía yo mismo puestas muchas esperanzas, se define "Centro de atención a personas con discapacidad psíquica gravemente afectados" o sea... niños, jóvenes, ancianos cuyo único denominador común es la "discapacidad psíquica" grave. Residencias así se pueden hacer las que se quieran, pero sólo van a ser un lugar en el que "estar" y si los precios no se adecuan a la realidad, un lugar en el que estar y no del todo bien.
Andrés Aberasturi.