Andrés Aberasturi.- Ni morritos ni plumeros: parados.

MADRID 26 Oct. (OTR/PRESS) -

No, si ahora va a resultar que todos nuestros males son el fruto de las impresentables frases del alcalde de Valladolid sobre la ministra de Sanidad. Venga ya; hace unos días escribía sobre el nuevo Gobierno que hablaríamos a la vuelta de tres meses, pero no tengo muy claro si habrá que esperar tanto. Si con la que está cayendo nos vamos a dedicar a los fuegos artificiales, nos vamos y que el último apague la luz.

Yo ya no sé si se dan cuenta o no de que no somos perfectamente idiotas, pero si nos vamos a dedicar al mitin electoral desde por la mañana hasta por la noche, pues que nos lo comuniquen y así al menos nos ahorramos estar pendientes de ellos. Pretender que todo un país con cinco millones de parados y subiendo se centre en unos morritos y en un plumero, es mucho pretender. Como también es mucho decir que el Gobierno tiene la mano tendida generosamente pero que va a ser imposible porque el PP ha decidido que "a estos ni agua". Aquí entre ellos se lo dicen todo y luego se quejan por ser el tercer gran problema de los españoles. Si es que se lo ganan a pulso cada día, unos y otros, todos.

Llaman "estabilidad" a la compra de votos, no aceptan lo que les piden todos los grupos parlamentarios desde IU hasta el PP salvo los comprados, claro, sobre la congelación de las pensiones, bendicen a tránsfugas que condenaron con la boca pequeña y que ahora colocan en listas electorales, se escandalizan de que Cospedal gane dinero al mismo tiempo que justifican indignados que Bono sea rico. ¿Pero de qué vamos?

Si es que esto de los fuegos artificiales dura muy poco y cuando suena el último petardo gordo, se encienden otra vez las luces y se vuelven a ver las colas de los parados, las empresas que cierran, los autónomos que se retiran derrotados, cansados, inútiles contra su voluntad. Que estar dos años inventando cosas para distraer la atención es muy difícil y que, además, no sirve. Que aquí los morritos y los plumeros dan juego un par de días pero la realidad cotidiana, la terca realidad de cada día se termina imponiendo.

Si yo fuera presidente -que diría el gran Tola- me preocuparía mucho más de intentar solucionar los problemas reales de la gente que son muchos y muy variados, que hacer un Gobierno dispuesto a abrir más frentes de confrontación.