Actualizado 24/10/2006 02:00

Andrés Aberasturi.- Multimedias

MADRID 24 Oct. (OTR/PRESS) -

Un anuncio del grupo de comunicación Vocento hace alarde de todos sus medios: cadenas de radio, prensa escrita, canales de televisión. No sólo no tengo nada contra Vocento sino que me cae especialmente bien pese a que de algunos de sus "poderes" fui despedido por teléfono y sin motivo aparente; pero eso es lo de menos. La publicidad que hace de si mismo dicho grupo la podrían hacer también la mayoría de los llamados "multimedia". El problema viene cuando empiezas a reflexionar sobre si esa demostración de potencia de cada vez menos grupos pero más grandes, es buena, mala o todo lo contrario.

Antes, cuando entonces, los periódicos tenían nombres y apellidos, familias por lo general, o impulsores que irrumpían en el mundo de la información y que una veces lograban sobrevivir y otras, las más, perecían en el intento. Con la llegada de la libertad y las licencias tanto de radio como de televisión, el producto informativo se encareció y entró también en la globalidad. No pudo ser de otra manera y así seguirá siendo cada día más: tres o cuatro agujeros negros que irán absorbiendo y concentrando en pocas manos algo tan fundamental como es la posibilidad de informar.

Insisto en que esta tendencia parece inevitable y a la vez peligrosa porque, como afirmaba un compañero en Valencia, uno espera trabajar en y no para una empresa de comunicación. Pero no es fácil ya y cada vez va a resultar mas difícil. Detrás de cada uno de estos grandes grupos hay todo tipo de intereses y no pocas servidumbres; se mueve demasiado dinero y demasiadas influencias para permitirse el lujo de un desliz que se desmarque del pensamiento empresarial, de sus objetivos más que de su ideología.

Todos somos ya testigos de este fenómeno y conscientes de que cuando se da una consigna (y no creo que resulte excesivo este término) en uno de estos multimedia, el mensaje en cuestión nos llega por infinidad de caminos de forma clara y, sobre todo, inevitable. Este mensaje suscita la reacción en contra del grupo opositor que también de forma inevitable dada la potencia de comunicación de todos, no hace llegar su versión contraria sumiendo al ciudadano "limpio" en el caos o contaminando aun más al ciudadano ya "contaminado" (con todos los respetos) que busca en los medios no la información sino la reafirmación de sus ideas.

Lo curioso es que la mayoría de estos grandes poseedores y distribuidores de la verdad desprecian, por ahora al menos, las fuerzas de las nuevas tecnologías y se limitan, en el mejor de los casos a "colgar" su periódico en la red sin más poder que su propio prestigio pero en igualdad de condiciones a la hora de cliquear que el blog de cualquier internauta libre de toda sospecha. Ya sé que ese prestigio es ya de por si un arma poderosa, pero el futuro ha comenzado y conviene estar atentos a lo que pueda pasar. Si la sociedad se harta de esta permanente manipulación o perversión de la realidad, buscará la verdad en otros foros. No es baladí que la mayoría de los gobiernos totalitarios -y cada vez más también los democráticos- busquen coartadas y sistemas para controlar lo que hoy viaja sin control por las autopistas de Internet.

Andrés Aberasturi.

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