Actualizado 09/10/2007 02:00

Andrés Aberasturi.- No es la guerra, es la ley

MADRID 9 Oct. (OTR/PRESS) -

Por mucho que entiendan que las detenciones de los batasunos son "una declaración de guerra", lo cierto es que sólo se pueden contestar a un estado de derecho en el mejor de los casos con la kale borroka y en el peor con nuevos intentos de asesinatos por parte de ETA. Y las dos cosas -ya se ha visto después de medio siglo- resultan trágicas pero nunca decisivas para inclinar la balanza del lado de quienes aprietan el gatillo o queman autobuses. No es la guerra, es la Ley y esa es la única verdad que nos debería mover a los demócratas.

Dicen que el colectivo de presos etarras -al menos una parte de ellos- están preparando un documento en el que se rechaza la violencia como medio para alcanzar los fines de la banda. No sé si será cierto, pero en cualquier caso sería el análisis más cercano a la realidad. La banda terrorista y su entorno ha tenido muchas ocasiones de reflexionar sobre su camino y muchas posibilidades de poner fin a este absurdo que sólo arrastra dolor y que esta fatalmente predestinado al fracaso. Lo entendieron así los poli-milis en su momento y más tarde, con la democracia ya asentada, pudieron hablar del tema con los gobiernos de Felipe González y Aznar. Nunca se llegó a ningún acuerdo y siempre la muerte impuesta por el sector más duro y menos inteligente de la banda, volvió a ser la cruda realidad a la que nunca nos acostumbraremos.

A lo largo de estos años ETA ha ido cambiando sus objetivos: militares para acabar con la paciencia de las FFAA; policías y guardias civiles; empresarios, políticos, incluso periodistas. Han matado a demasiados inocentes en atentados que no conducían a ninguna parte y el estado de derecho no sólo ha aguantado, sino que les ha ido rebañando apoyo social pese a la actitud equívoca del PNV. Cuando Zapatero dio el paso de la negociación, miles y miles de vascos viven en un exilio forzoso o voluntario por culpa de quienes se otorgan a si mismos su representación, de quienes dicen actuar "para liberar a nuestro pueblo". El panorama cada vez va siendo más oscuro. A las indudables concesiones del presidente Zapatero -que las hubo se diga lo que se diga- respondieron con el bombazo de Barajas. Ahora consideran una declaración de guerra que la Ley vuelva por los caminos que tal vez -sólo tal vez- nunca debió abandonar. Es su interpretación y haría bien el Gobierno de tomarla muy en serio.

La cercanía de las elecciones hace que todo se distorsione y el ciudadano no sabe si esto va a ser ya así o qué ocurrirá con el gobierno que salga de las urnas. ¿Pacto de estado? ¿Gobierno de concentración? Casi mejor lo primero que lo segundo, pero no va a ser fácil que los dos grandes partidos sean capaces de algo que la sociedad esta reclamando a gritos. Pero tal vez ya ha llegado el tiempo de poner las cartas boca arriba y abrir el Código por la página correspondiente y hacer que la ley se cumpla con todas sus consecuencias. Tenemos el derecho y la obligación de hacerlo y la razón moral para llegar hasta donde se tenga que llegar. La pregunta es: ¿está el PSOE dispuesto a hacerlo cuando se abstiene o favorece en tantas votaciones claves para iniciar un proceso de paz diametralmente opuesto al fracasado buenismo de la negociación?

No hacen falta medidas extremas, ni quitar competencias, ni pensar en el ejército. Sólo se trata de aplicar la Ley sin trampa ni cartón. Y si encima el Lehendakari dejara de dar la murga con el absurdo del referéndum y colaborase un poco... Pero una vez más los partidos harán lo que quieran mientras los ciudadanos nos vamos hartando más y más.

Andrés Aberasturi.

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