MADRID 16 Oct. (OTR/PRESS) -
"¿Desea que Cataluña sea un nuevo Estado de la UE?" Esta es la pregunta que, al parecer, piensa imprimir la Generalitat catalana en el hipotético referéndum secesionista, anunciado, sí o sí, por su presidente, el señor Mas. Y todos los medios -no sé si los afines a Convergencia también, no lo creo- parecen coincidir en un calificativo que a mí se me queda corto: pregunta trampa. Es algo más que una pregunta con trampa; no sólo es tramposa sino que es, sobre todo, cobarde.
Insistir otra vez en las ilegalidades del presunto referéndum y sus imposibles consecuencias, empieza ya a resultar cansino y redactar la pregunta como al parecer se piensa redactar, es evitar sencillamente y por miedo, la palabra maldita para muchos y que sería la única lógica en la deriva que ha tomado la polémica: ¿Desea que Cataluña se independice de España? Esa es la cuestión y esa sería la única pregunta válida y real para después batallar por el resto de las cosas con una base moral si es que se gana por amplia mayoría, condición esta que se exige en el Derecho Internacional para tratar temas de secesión. Y todo lo que no sea plantear esa pregunta como he dicho, es trampa y miedo.
Es trampa porque el Gobierno de la Generalitat no está en condiciones de asegurar a sus ciudadanos la entrada de Cataluña como nuevo estado de la Unión Europea; es más: de lo único que está en condiciones es de asegurar que, hoy por hoy y según la legislación vigente en la UE, Cataluña no sería nunca un nuevo estado de la misma y menos de esa forma tan sencilla que parece desprenderse de la pregunta. Si lo plantea así, está engañando a los catalanes y no cogiendo ni el rábano (la secesión) ni la hojas (la incorporación a la UE) y todo esto hace pensar que el presidente Mas sabe que no le van a dejar hacer ese referéndum y ya habla -otra vez el victimismo- de internacionalizar el conflicto (¿) y llevar a los tribunales europeos la amarga queja de que el Gobierno español ni siquiera deja a los catalanes opinar sobre su presente y su futuro.
Pero de llevarse a cabo esa advertencia, se presume que la carrera en Europa no va a ser muy larga por varias razones. La primera es que la UE debe respetar las constituciones de sus países miembros siempre, naturalmente, que no entren en conflicto con la legalidad de UE y en este país ese tipo de referéndum, para que sea legal y válido, debe estar autorizado por el Gobierno de la nación. Y en segundo lugar, quién más quién menos, muchos países europeos tienen algún tipo de conflicto parecido y no parece que vayan a estar muy dispuestos a crear precedentes que se les podrían volver en contra. Además del veto de España que ya sería suficientes.
Pero vuelvo al comienzo de todo. ¿Por qué Mas no se atreve a preguntar, en caso de referéndum, lo que de verdad quiere? ¿A qué cuestionar algo que a la fuerza sería posterior a la hipotética secesión y no hablar claramente de la independencia de Cataluña? No es trampa, es miedo.