Actualizado 05/05/2007 02:00

Andrés Aberasturi.- Que siga el espectáculo

MADRID 5 May. (OTR/PRESS) -

Entre la vuelta del "Hombre-araña" a las pantallas, la entrada de la Pantoja en los juzgados y la salida de la clínica de los Príncipes de Asturias, esto es un sinvivir. Y si aún les parece poco, añadan los paseos de De Juana para hacer masa muscular, la sorprendente conexión valenciana del 11-M y una novela -o algo así- que transcurre en el AVE y que no para de anunciarse como si se tratara de un turrón en navidad. Un poco mas allá está el Supremo con la mesa llena de listas y un poco más acá Aznar preguntando a la DGT "¿y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mi?". Hay que reconocer que el país da para mucho.

No me extraña que los jóvenes cachorros acudan en masa a matricularse en las facultades de periodismo: se calcula que más de 300 profesionales hacían guardia ayer para ver y contar sobre la Infanta Sofía; otros tantos seguían el ir venir de la Pantoja, las dos trenzas por el suelo, de la alcoba hasta el juzgado y del juzgado a la alcoba; van 600 más o menos. Contemos a los tertulianos que cada día elevan más y más el tono de sus intervenciones y no se descarta la posibilidad de que, con las elecciones más próximas, algunos pasen de los insultos ya habituales a agresiones más contundentes.

Luego están los que intervienen en las ya anunciadas "universidades de verano"; no son muchos, pero como se pagan los favores unos a otros, es como si se multiplicasen a sí mismos, como si se elevasen al cuadrado -incluso al cubo- y van de taller en taller y de curso en curso como Manolita Chen iba de plaza en plaza con su Teatro Chino haciendo ferias. Nunca entenderé lo de la universidades de verano: el dineral que se derrocha en estos cursos mientras en las facultades de verdad ilustres catedráticos son capaces de robar con nocturnidad una fotocopiadora a otro departamento, tal es la penuria.

Pero estas cosas no parece que le preocupen mucho al personal. Infantas y tonadilleras, carpas frente a los hospitales y los juzgados, que siga el espectáculo de la política, de los macro juicios, que en las tertulias gane el que más chille y que se condene al ostracismo a quien sólo intenta dar una honesta opinión.

La primavera juega al escondite y por las noches no hay rumor de hojas sino furor de vándalos, de jóvenes airados no por falta de libertad sino de botellón. Y aquí estamos, desgañitándonos por presuntas conspiraciones y pasando de curso con cuatro asignaturas pendientes. ¿De qué estamos hablando? ¿Qué nos preocupa realmente? ¿Se imaginan en un debate a Zapatero y Rajoy discutiendo más de diez minutos sobre la política a seguir con los discapacitados? Esto no es Francia. Los obispos hacen propaganda para lo del IRPF justo cuando Benedicto XVI resucita el infierno: "existe y es eterno" dixit.

(No me pasa con frecuencia, pero hay días en que pienso que Sartre tenía más razón que Papa: el infierno son los otros y si no lo son, lo parecen y si ni lo son ni lo parecen, tampoco me creo a Benedicto XVI, lo siento; pero esa es otra historia)

Andrés Aberasturi.

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