MADRID 5 Dic. (OTR/PRESS) -
La España interior, esa que está mucho más interesada y pendiente de la gestión de lo cercano e inmediato que del politiqueo que se ventila y pastelea en cenáculos y mentideros del foro, empieza a verle el "plumero" a Zapatero. Dos poblaciones distantes y distintas como Teruel y Tomelloso - Ciudad Real- se han echado a la calle movidas por un mismo impulso vital: el de no permanecer más tiempo al margen de proyectos de progreso y avance, social y económico. Teruel y Tomelloso representan el sentimiento de la España defraudada y engañada por quienes ejercen la política con cinismo e hipocresía. Decía el entrañable profesor Tierno Galván, un cínico redomado al que la "movida" madrileña le maquilló su mediocre gestión como alcalde, que "las promesas electorales en campaña se hacen para no cumplirlas". Una frase lapidaria donde las haya, que se le consentía al viejo profesor en la creencia de que su hipocresía e impostura políticas no le restaban popularidad, pero que difícilmente se le hubiera tolerado, ni antes ni ahora, a otros dirigentes políticos.
Los turolenses, por cuya imaginativa y acertada campaña de denuncia hemos sabido el resto de españoles que "Teruel existe", han decidido cortarse el pelo que les tomó Zapatero el día en que para pedirles su apoyo electoral les prometió inversiones e infraestructuras a "mogollón". De esta no se salva Zapatero, y menos por los pelos, de recibir en Moncloa uno de los cojines rellenos con cabellos de la protesta turolense por incumplir su palabra. Por la misma razón, un incumplimiento electoral, decenas de miles de habitantes de Tomelloso, Ciudad Real, se han manifestado para recordarle al hoy presidente del Gobierno que cuando sólo era el candidato socialista les prometió que en la futura línea de alta velocidad Madrid-Jaén habría una parada en la localidad manchega. Una promesa avalada por el entonces presidente de la Junta, José Bono, quien, con tal de cosechar, votos recorrió la "costa de la pana" contentando a todo el mundo con tramos de líneas y estaciones del Ave; compromisos que Figuerola y Capitán parodiaron con la quejosa y disgustada hermana Ermerinda a quien también le había prometido apeadero del Ave, nada menos que en su cochiquera para poder embarcar los gorrinos.
Las promesas electorales no se hacen para incumplirlas, salvo que los políticos pretendan incurrir mas aún en su descrédito Los compromisos se adquieren en campaña para materializarlos o no se adquieren. Sólo a los dirigente políticos que no creen que vayan a gobernar se les desata la lengua con proyectos e infraestructuras de futuro que no tendrán nunca oportunidad de ejecutar. Y Zapatero no estaba convencido, ni mucho menos, que llegaría a la Moncloa el 14-M. Además, Teruel no es Girona, ni Tomelloso Santa Coloma, ni tienen "Estatut" ni tripartito para garantizarse las inversiones.
Antonio Jiménez.