Firma Sindicada.- Antonio Pérez Henares.- Al castellano ni agua
MADRID, 30 Dic. (OTR/PRESS) -
Siendo presidente de Cataluña un señor nacido en la provincia de Córdoba, de nombre José Montilla, cuya lengua materna le puede permitir comunicarse con cerca de 500 millones de personas por todo el mundo, el gobierno de esta comunidad, de siete millones de habitantes, pertenecientes al Estado Español, cuya lengua oficial común es esta, el castellano o español, se opone y recurre ante los tribunales el que sus niños de primaria estudien ¡tres horas semanales! de esa lengua común, oficial en su Nación y universal.
Para ello, incluso, el señor Montilla, hasta hace dos días ministro del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero se enfrenta a este, al ejecutivo y a su propio partido. Gran parte de los propios votantes catalanes del señor Montilla son además de origen emigrante como el y castellano parlantes en su inmensa mayoría.
El disparate en si mismo: negativa de una Comunidad Autónoma dentro de un Estado a estudiar ¡tres horas semanales! la lengua común y oficial de ese Estado, se completa con el hecho de que haya un Estatuto aprobado en las Cortes Generales con el voto del partido que sustenta a ese gobierno central y al autonómico, el PSOE-PSC, que "blinda" la posibilidad de la comunidad autónoma a actuar de esa manera. Este es uno de los dislates inauditos , en absoluto "cepillados" de Estatut de Cataluña. En materia de enseñanza, (competencias compartidas), art 111, para actuar por parte del Estado las normas han de tener rango de ley aprobada en el Parlamento. Las tres horas mínimas de castellano fueron a través de Decreto.
Ahora la Generalitat acudirá muy posiblemente en base a ello al Tribunal Constitucional donde por cierto esta también el citado artículo pero en esta ocasión cuestionado como inconstitucional por diversas instancias, entre ellas el Defensor del Pueblo y el Partido Popular. Parece, a la luz de los hechos, que alguna razón pueden tener y ,a la vista de los acontecimientos, que el Gobierno y el PSOE debieran replantearse la cuestión.
Porque la batalla jurídica no puede ocultar el atentado contra el sentido común. Ni la obsesión nacionalista, que no es la de defender el catalán, sino de extirpar el castellano, como bien se demuestra aquí. El nacionalismo es lo que tiene. No es amor a lo suyo, eso lo compartimos todos con nuestra tierra, es convertirlo en confrontación, en agravio, en "odio al otro" . Más razonable y mínima no podía ser la cuestión. Tres horas a los niños de lengua común a la semana. Mas visible no ha podido quedar el plumero de quienes pretenden , por mucho de que hagan guiños de despolitización de la lengua, convertirla en el eje de su sectarismo, de su agresión a todo lo que suponga nexo de unión entre los españoles y de la vulneración de su libertad. Empezando por el adoctrinamiento forzoso de la infancia y acabando en las multas a los tenderos por rotular en castellano.
Y luego, los voceros gubernamentales, siempre con su visión de la "vida en rosa" dicen que no hay problema. Que nos lo inventamos. Pues ahí lo tienen. Es el primero del tripartito al Gobierno de España, la primera en la frente de Montilla a Zapatero. Buen rollito. Pero ¡menuda mala leche!.
Antonio Pérez Henares.