MADRID 25 Jun. (OTR/PRESS) -
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, sostiene que si un estudiante no es capaz de obtener un 6,5 de media, tal vez ha equivocado su camino, el de la Universidad. El argumento es la coartada para no renovar una beca. Si tenemos en cuenta que el aprobado se logra con un 5, calculemos el ingente número de estudiantes sin beca que van por un camino equivocado hacia la Universidad. Tal vez, pero lo cubrirán sin problema como futuros profesionales con estudios superiores. Si unos y otros han equivocado su camino por tener una nota inferior a 6,5, ¿por qué unos llegan a la meta y otros no? La diferencia estriba en las posibilidades económicas. Ergo, el nivel de renta familiar y no el rendimiento académico aumenta o disminuye las posibilidades de culminar una carrera universitaria.
Es evidente la quiebra del principio de igualdad de oportunidades, cuya herramienta fundamental en los escalones superiores de la educación es el sistema de becas. Con un doble criterio de adjudicación: condiciones socioeconómicas del estudiante y sus aptitudes académicas. Lo que ha hecho el ministro Wert es modificar el segundo (subir el umbral de la nota media para acceder a la beca) y añadir un tercer criterio: poner la cuantía en función de las disponibilidades presupuestarias. Además, se inventa una cuantía en dos tramos: uno fijo (1.500 euros como máximo) y uno variable que dependerá de la renta, las notas y la mencionada disponibilidad presupuestaria.
Estamos ante una sofisticada modificación del sistema de becas que, en realidad, hace más difícil la obtención de una beca y, por tanto, el Estado se ahorra un dinero en nombre de la austeridad. Una vuelta de tuerca más en el deterioro de los servicios públicos. Tampoco es nuevo. Ya en el mes de julio del año pasado hubo un endurecimiento de los requisitos académicos para la obtención de una beca y el resultado es que aumentaron las denegaciones en todas las Comunidades Autónomas. Por no hablar de la subida general en las tasas universitarias, que ya es un hecho, aunque conviene recordar que entonces se habló de aumentar el número de becas como una forma de compensar dicha subida. Véase que tanto en lo uno como en lo otro salieron perdiendo los estudiantes, sobre todo los de familias con menos recursos.
El ministro dice que se hace para mejorar la cultura del esfuerzo. Le falta añadir que, subiendo la nota para acceder a la beca, solo se mejora la cultura del esfuerzo de los menos pudientes. A los que se lo pueden permitir, por razones económicas, les da igual repartir el esfuerzo en los años que haga falta. Con la generosa aportación del papá pudiente, y con la del Estado que, eso sí, asume la mayor parte del coste de la enseñanza universitaria sin hacer distingos por nivel de renta.
Ya es una triste realidad que el pudiente tiene más y mejores oportunidades para ir a la Universidad, aunque sea arrastrando los pies en el expediente académico. Con el sistema de becas se alivia esa desigualdad ¿Por qué empeñarse en aumentarla?