Actualizado 14/12/2006 01:00

Antonio Casado.- ETA quiere romper el proceso

MADRID 14 Dic. (OTR/PRESS) -

La situación del 'proceso' no está tan liada como parece. En realidad es muy simple lo que está ocurriendo. Ante el bloqueo de los tratos entre el Gobierno y Eta, Zapatero ha decidido que no quiere romper. Que rompan ellos, viene a decir, pues si fuese el Gobierno el que rompiese la baraja, la banda terrorista tendría un pretexto para volver a las andadas.

Por lo tanto, Zapatero queda a la espera. Practica una especie de 'dontancredismo' activo -que no dinámico, lo cual sería aún más contradictorio- por dejar claro que por él no va a quedar. Mientras tanto, a esperar. El anuncio de la ruptura del alto el fuego por parte de ETA parece cantado. Pero el paso del tiempo no agobia en Moncloa. Al contrario, el Gobierno piensa que el paso del tiempo le favorece. "Estamos mejor que hace diez años, que hace cinco o hace dos", declara el presidente del Gobierno, cuyo cimiento argumental viene a ser el famoso proverbio de que no hay mal que cien años dure. Y si siguen pasando las horas, los días, las semanas y los meses sin muertos, tampoco le importará al Gobierno un cierto nivel de terrorismo callejero, en niveles soportables, claro, o que Batasuna se pase el día reclamando la autodeterminación y repitiendo que sin Navarra no hay proceso.

No es tan complicado, pues, fijar la causa del bloqueo. ETA quiere la mesa política ya y dejar para después el diálogo sobre el fin de la violencia. El Gobierno quiere exactamente lo contrario: pactar antes con la banda su inequívoca renuncia a las armas a cambio de acercamiento de presos o alguna otra concesión penitenciaria (véase indultos) para ponerse a hablar luego de política con Batasuna y los demás. El 'quid' del asunto está en que ETA desea estar viva y vigilante mientras se habla de política, para controlar el 'proceso'. Como el Gobierno se niega, ETA se dispone a anunciar el fin de la tregua. Eso es todo.

Si finalmente ETA rompe, hará lo que viene pidiendo el PP. Por tanto, ETA habrá sido más sensible que Zapatero a los requerimientos de Rajoy para cancelar el 'proceso'. Pero la ruptura no se deberá a la tan manida rendición, sino a todo lo contrario: a la firmeza mostrada por el Gobierno por negarse a avanzar mientras la banda sigue utilizando la violencia. Esa y no otra es la explicación del pesimismo reinante.

Creen los analistas policiales que ETA no volverá a las andadas sin avisar y cuentan con el anuncio a corto plazo. No hace falta ser ministro del Interior para llegar a la conclusión de que puede matar aunque esté debilitada. Rubalcaba se cura en salud y hace bien. Pero tampoco es difícil desembocar en la conclusión de que una nueva animalada, cuarenta y tres meses después de la última sangre (Sangüesa, mayo 2003) sería el camino más rápido para rehacer el frente común PSOE-PP que nunca debió haberse quebrado. ¿Le interesa eso a ETA en estos momentos? Lo dudo.

Antonio Casado

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