MADRID 15 Feb. (OTR/PRESS) -
Su grito de guerra es "¡Queremos saber la verdad!". Es una réplica barata al demoledor grito de Rubalcaba en el breve pero turbulento espacio de tiempo entre el 11 y el 14 de marzo de 2004; o sea, entre un jueves de sangre y un domingo de urnas. Pero ahí está el grito movilizador del ruidoso sector político-mediático próximo al PP que se resiste a quitarse el luto de una derrota electoral y a cerrar con siete llaves las urnas del 14-M.
"Queremos saber la verdad", gritan angustiados, como si la mentira les impidiera respirar a fondo. El grito, el lema, la consigna, el leit motiv de esta ruidosa minoría, amplificada por los medios de comunicación alineados con el PP y con la falaz teoría de la implicación de ETA en los atentados del 11-M, equivale a rechazar las conclusiones del sumario de 93.000 folios ya disponibles para los actores del juicio que este jueves se inicia en Madrid.
Dicho de otro modo: el grito de "Queremos saber la verdad" supone que nos engañan los policías y jueces cuyo trabajo se refleja en dicho sumario. Si queremos verdad es porque se nos ofrece mentira. Es de sentido común. Pura lógica: queremos la verdad y no nos vengan ustedes con su verdad oficial, la del sumario, porque el sumario está plagado de mentiras. Por eso, de nuevo, "Queremos la verdad". Y ahí estamos.
Esta posición, causada en mi opinión por un histórico ataque de contrariedad de carácter estrictamente político, es insultante para los Cuerpos de Seguridad del Estado y para los tribunales, que son las instituciones habilitadas para la investigación, persecución, enjuiciamiento y represión de los delitos, así como para el castigo de los delincuentes.
Todos queremos la verdad -la verdad judicial, claro, porque la moral o la política es personal e intransferible-, pero, como vivimos en un Estado de Derecho, somos mayoría, afortunadamente, quienes confiamos en esas instituciones. Todos queremos la verdad pero creemos que los policías y los jueces están mejor dotados que "El Mundo" y la COPE para encontrarla.
Por tanto, nos fiamos más del tribunal que juzga a partir de hoy a 29 acusados por la masacre del 11-M que de quienes se han metido en un enrevesado laberinto de teorías conspirativas cuyo objetivo, a tres años de los atentados, no es otro que el de encontrar una caja negra que demuestre, por fin, que detrás estaban ETA y el PSOE para echar al PP de la Moncloa. Historias para no dormir.
Antonio Casado.