MADRID 23 Jun. (OTR/PRESS) -
La banda terrorista ETA y sus amigos políticos deben estar felices. Ya pueden celebrar que uno de los dos partidos centrales de su odiado sistema político español, como es el PP, se haya convertido en tan eficaz difusor de sus delirantes tesis en el fracasado proceso de conversaciones con el Gobierno de la Nación. Es sorprendente la facilidad encontrada por ETA a la hora de boicotear la tregua antiterrorista que Mariano Rajoy le había ofrecido a Rodríguez Zapatero hace menos de quince días en Moncloa.
Lamentable, pero así son las cosas. Se habla más de las actas del diálogo Gobierno-ETA publicadas en el diario 'Gara', órgano de propaganda de la banda terrorista, que de la eficacia de la Guardia Civil para neutralizar en Ayamonte (Huelva) el uso de 130 kilos de explosivos. Se habla mucho más del desencuentro Rajoy-Zapatero en política antiterrorista que de la convergencia PSOE-PP en Alava y Navarra para consolidar la defensa de las posiciones constitucionales.
Que ETA use el 'Gara' para atacar al Gobierno y echarle la culpa del fracaso de las conversaciones es normal. Que lo use el PP con el mismo objetivo, aunque por distintas razones, claro, es insoportable. Y desborda de nuevo los límites de sensatez y responsabilidad dentro de los que debe moverse un partido político con aspiraciones de volver a gobernar en España.
Ni quince días han pasado desde que Mariano Rajoy nos dijo que estaba dispuesto a apoyar la voluntad política del Gobierno para acabar con ETA. El PP ya ha vuelto a las andadas. No hay nada que hacer, por desgracia, hasta que los ciudadanos sancionen en las urnas la conducta del Gobierno socialista, o en su caso la del principal partido de la oposición, en materia de política antiterrorista. Zapatero y Rajoy han ido tan lejos en la disputa sobre la forma de acabar con ETA, que la reyerta solo terminará con la muerte política de uno de los dos en las próximas elecciones generales. Hasta entonces más vale no hacerse ilusiones. Durante unos días parecía que reinaba una cierta voluntad unitaria ante el enemigo común, pero la reacción del PP ante las revelaciones de 'Gara' demuestra que lo que anunció Rajoy después de pasar por Moncloa era una simple "parada técnica".
Servidor se complace en la imagen de Joan Mesquida explicando los detalles de la operación policial de Ayamonte, no en la de Eduardo Zaplana, apelando al 'Gara' como testigo de cargo contra el presidente del Gobierno de la Nación, al que exige por vía de apremio "claridad, información y transparencia" sobre sus conversaciones con dirigentes de la banda.
Sólo debería haber espacio para felicitar a la Guardia Civil y felicitarnos a nosotros mismos por lo de Ayamonte que, según todos los indicios, ha impedido cualquier burrada imaginable por el uso de 130 kilos de explosivo. Pero de nuevo nos ha salido al paso la malsana propensión del PP a poner al Gobierno de la Nación bajo sospecha de las intenciones más abominables. Qué lástima.
Antonio Casado