Actualizado 29/05/2012 14:00

Antonio Casado.- El PSOE y la Iglesia.

MADRID 29 May. (OTR/PRESS) -

Comenzó la ofensiva socialista contra los privilegios fiscales de la Iglesia, empezando por el IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) que cobran los ayuntamientos. En los gobernados por el PSOE se presentan a partir de este lunes mociones en ese sentido, previa elaboración de un censo de propiedades inmobiliarias, tanto rústicas como urbanas, registradas a nombre de la Iglesia católica. Se trataría de que pagasen dicho impuesto todas menos las dedicadas al culto, que es la excepción prevista en el Concordato del Estado con la Santa Sede. La excepción también afecta a otras religiones como la musulmana, la judía y la protestante, desde una reforma hecha en 1992, durante el reinado socialista de Felipe González (1982-1996).

El PSOE ha sido acusado de oportunista por poner ahora en marcha esta campaña destinada a mejorar las maltrechas cuentas de los ayuntamientos españoles. Sin embargo la idea no es nada nueva ni exclusiva de los socialistas cautivos de su secular anticlericalismo. Al primero que se le ocurrió fue al hoy ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Ya en plena crisis económica y siendo alcalde de Madrid. No es que reclamase el IBI de la Iglesia sino que reclamó al Estado la compensación correspondiente por no poder, o no querer, cobrárselo a la Iglesia. Para el caso viene a ser lo mismo. Pero es verdad que hay un cierto oportunismo en la campaña iniciada ahora por los socialistas a partir de los ayuntamientos donde gobiernan. La campaña de fondo contra los privilegios fiscales de la Iglesia la debieron llevar a cabo mucho antes, cuando estaban en el poder y a escala nacional. Para hacerlo ahora a escala municipal y apelando a la contribución solidaria en la práctica de la austeridad exigida en la lucha contra la crisis no hace falta ser laico y de izquierdas, aunque no faltan los genios incomprendidos que se empeñan en asociar esta campaña con el fundamentalismo ideológico del PSOE. Quienes estamos de acuerdo con el fin de los privilegios fiscales de la Iglesia y el anacronismo de que el Estado siga pagando los sueldos a obispos y sacerdotes católicos, amén de otras formas de financiación estatal, deberíamos aplaudir la presunta motivación ideológica atribuida al PSOE. Ya nos gustaría. Sería lo lógico en el discurso laicista de un partido de izquierda. Me temo que no hay tal. Al menos tal y como se presenta la iniciativa, en función de la crisis coyuntural que nos agobia y, por tanto, en razón del imperativo de austeridad marcado por el propio Gobierno Rajoy, que no tiene nada de anticlerical.

Eso queda perfectamente captado en las segundas intenciones de quienes acusan a Rubalcaba de "jugar la baza anticlerical". Lo raro sería que esa baza anticlerical la jugase el PP mientras el PSOE se dedicaba a la descalificación de los sindicatos. Sería el mundo al revés y la verdad es que ya hay demasiadas cosas fuera de sitio ¿Las viene a recolocar el PSOE en este caso? No lo creo. Si no lo ha hecho durante sus últimos siete años en el poder, menos lo va a conseguir ahora que está políticamente incapacitado.

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