Actualizado 21/11/2006 01:00

Antonio Casado.- La "Zapatera" prodigiosa

MADRID, 21 Nov. (OTR/PRESS) -

Dice Ségolène Royal, candidata socialista a la presidencia de Francia, sentirse orgullosa de ser comparada con Zapatero. Su fragilidad ideológica es común a dos ejemplares bien acabados de una época prodiga en líderes de engorde artificial, pragmáticos y adictos a la mercadotecnia. En eso de la ideología es tan volátil como Zapatero, aunque más conservadora. Tampoco desea la "Zapatera" francesa exagerar sus diferencias con el candidato conservador que, muy probablemente, será el actual ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, nada partidario de Zapatero, por cierto.

Aunque el Zapatero español y la "zapatera" francesa sean socialistas, la distancia personal y política entre Sarkozy y Zapatero es mayor que entre Sarkozy y Royal. Se explica también porque en Francia, a diferencia de lo que ocurre en España, los líderes de los partidos no van romperle las piernas al adversario a costa de los grandes temas de Estado, sino a discutir de políticas concretas para mejorar la calidad de vida de los franceses. En el caso de la "Zapatera" ha de acertar a conectar con un modelo nuevo de votante socialista, ese que dio la espalda al PSF en las presidenciales de 2002, cuando el ultraderechista Le Pen humilló a Jospin, y que parece haber otorgado a Royal ese espectacular 60 % de apoyo con el que barrió en primarias a Fabius y Strauss.

Además de ser dos pesos ligeros de la política, donde sí parecen tener más en común la "Zapatera" francesa y el Zapatero español es en su voluntad de romper con el pasado, dentro y fuera de su partido. En el caso de Ségolène, para el reencuentro con la gente de un partido tradicionalmente elitista, lo cual ha dejado perplejos a los viejos santones del PSF. En el de Zapatero, aún está por ver el sentido y los frutos de esa ruptura con el PSOE de Felipe González. Puestos a comparar, nos queda la antropometría de Ségolène Royal. Recuerda la de la dirigente socialista de Madrid, Ruth Porta. Y no cuadra la comparación con la germana Angela Merkel, como tampoco cuadraría, por ejemplo, la de Rita Barberá con Carmen Chacón.

Prodigiosa Ségolène, en todo caso, por el hecho inédito de que una mujer aspire a la Presidencia de Francia. Por eso le cumple lo de "Zapatera prodigiosa", aunque, como en la farsa de Lorca pero al revés, la que abandona el hogar del zapatero, François Hollande, es ella. Y puede que haga un matrimonio político de conveniencia con Zapatero, con final feliz en la pantomima lorquiana. Mientras, en su eterno femenino, ella no deja de recibir requiebros. "Ya la corteja el alcalde, ya la corteja don Mirlo. Zapatera, zapatera, zapatera te has lucido".

Antonio Casado.