MADRID 21 Sep. (OTR/PRESS) -
Para resultar una émula de las constantes y laboriosas abejas a la fotogénica y simpática ministra de Vivienda no le ha cundido. Una pena que haya mal gastado el colosal esfuerzo que supone el trabajo continuo durante "70 días con sus 70 noches" para presentar una copia, al fin y al cabo, de lo que ya teníamos y nos legó Trujillo tras su descriptible paso por el mismo departamento.
Carme Chacón me inspira afecto y simpatía, quizá por la sinceridad con la que expresó su dolor y tristeza por la desaparición de un adversario político como el recordado Gaby Cisneros con el que compartió la tribuna del Congreso, pero no tanta indulgencia como para pasarle por alto el plagio de un plan sobre ayudas a la vivienda de alquiler que no ha funcionado, a la vista está, y por el que su antecesora en el ministerio cosechó además de indiferencia una manta de palos dialécticos cada vez que abría el pico para contarnos alguna ocurrencia.
El "plan Carme de los 70 días con sus 70 noches" presentado a ritmo de urnas en la escalinata de la Moncloa por la propia titular de vivienda y el presidente evidencia la improvisación con la que se produce el gobierno de Zapatero en los "minutos basura" de la legislatura, urgido, sin duda, por llegar a marzo liberado del lastre que supone haber perdido el tiempo tras haber consumido 1.248 días con sus 1.248 noches, el 86% de su mandato, entretenido en hacer lo que ha hecho con el resultado por todos conocido, y dejando de hacer lo que debería haber realizado; entre otras cosas articular una política social realista y acorde con unas nuevas medidas económicas. Para ello ha puesto en marcha la costosa campaña de publicidad e imagen con la cantinela "gobierno de España" y una batería inconexa de propuestas sociales que han aflorado como níscalos otoñales en estas últimas semanas del estío; muestra palpable del exasperante ánimo electoralista que las inspira.
Si el modelo y alcance de lo que le queda por prometer en materia social está en línea con el "chequebaby" de 2500 euros, cuya eficacia cuestionan sindicatos y empresarios, y con las propuestas de vivienda que no entusiasman ni a los socialistas, mas le valdría al presidente encaminarse por la senda de la discreción y prudencia económicas que le aconsejan Solbes y Mafo antes de seguir cosechando reveses y críticas de propios y extraños. Y eso que ganarían los bolsillos de todos los españoles.
Antonio Jiménez