Actualizado 16/11/2006 01:00

Antonio Jiménez.- La pelota de ETA

MADRID 16 Nov. (OTR/PRESS) -

Nunca dudé de que la pelota no estuviera en el campo de ETA. La ha tenido siempre en sus pies, antes y ahora, bajo control y vigilada por el punto de mira de sus pistolas. La pelota simboliza el control de ETA sobre el "proceso" de Zapatero; es la banda asesina quien está marcando desde el primer instante el "tempo" de la negociación con el Gobierno. Por eso me llama la atención que Zapatero declare a Le Figaro que "la pelota está ahora en el campo de ETA", cuando en realidad no dejó de estarlo en ningún momento. Y esa falta de control del balón por parte del Gobierno, durante un partido intenso, incierto y peligroso ante un rival traicionero, desconfiado y violento, como el que ha decidido jugar Zapatero, suele terminar perdiéndolo quien no tiene la pelota. Zapatero debería precisar y aclarar el alcance de sus palabras cuando asegura que si "ETA da un paso adelante, el Gobierno dará otro" y sobre todo, hasta dónde está dispuesto a caminar al lado de la banda terrorista sin traspasar las líneas rojas de la Constitución y del Estado de Derecho como le exige Batasuna y la propia ETA para que el partido concluya.

En la Audiencia Nacional hemos asistido a un nuevo juicio contra etarras, que lejos de expresar algún gesto de pesar y arrepentimiento han reído con desdén mientras su víctima, en esta ocasión el diputado socialista vasco Eduardo Madina, contaba ante el tribunal su tragedia personal, -la amputación de una pierna a consecuencia de la explosión de la bomba que pusieron bajo su coche los sonrientes pistoleros-, y la pérdida de su madre, meses después, víctima "de la sombra de pena y tristeza" que envolvió a su familia tras el atentado. Nada ha cambiado, por tanto, en el campo de ETA. Es la misma pelota de siempre, golpeada con la misma saña y rencor. En ese sentido, me sorprendió el candor con que el presidente del Senado, Javier Rojo, expresó su tristeza por no advertir ni un atisbo de arrepentimiento en los etarras enjuiciados. ¿Acaso han hecho algo distinto los De Juana Chaos, Iñaki Bilbao, la Tigresa, Gadafi o Belén González Peñalba, entre otros pistoleros que han desfilado por la Audiencia en los últimos meses? El desconcertado Rojo asistió al juicio junto a otros dirigentes socialistas vascos como Pachi López y Rodolfo Ares que hace unos días cuestionaban la condena a De Juana Chaos y pedían a los jueces que tuvieran en cuenta la realidad social del momento antes de emitir sentencia.

Les pregunto si ese criterio, el de "evaluar la realidad del momento", debe tenerlo también en cuenta el tribunal antes de pronunciarse contra los terroristas que segaron la pierna de un compañero y amigo y para los que la fiscalía solicita 20 años de cárcel.

Antonio Jiménez.

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