MADRID 24 Nov. (OTR/PRESS) -
Pone gestos de asco en la caras de los jefes de prensa y muecas de disgusto en las de sus jefes. Pero lo que los periodistas deberíamos acentuar no es aquello de los que los partidos quieren hablar, aquello que nos cocinan, embalan y nos sirven en fondo de tarta de manzana, con una filigrana de caramelizado y un ramito de hierbabuena para adornar, sino exactamente lo contrario: de lo que no quieren hablar. En la "bicha" de lo que no quieren ni mentar es donde está, más que en el disco duro de la propaganda enlatada en vídeos, zetas y banderas, la realidad de los hechos, la verdad de su trayectoria y la miseria de sus fracasos. Las "bichas" grandes, las anacondas que se pueden tragar filas de escaños, del PSOE son el "Proceso de Paz" y el Estatut catalán. Las del PP el 11-M y la guerra de Irak.
El "Proceso de Paz", ahora expresión prohibida en cualquier mitin socialista, fue la apuesta esencial y personal de la legislatura Zapatero. Apuesta fracasada y encenagada en unas negociaciones donde la credibilidad del gobierno quedó en entredicho, donde su pasteleo con ETA: "Otegui de la Paz", De Juana Chaos de los medidas humanitarias y la vuelta de HB-ETA a las instituciones del brazo de ANV sigue pesando como una losa a pesar de la rectificación apresurada cuando a bombazos hubo de entenderse -no se sabe si coyunturalmente y hasta pasadas las elecciones- que con los terroristas solo cabe derrotarlos o que te derroten.
El Estatut de Cataluña hiere más allá incluso de su propia espina. Se afirmaba como gran axioma que el exacerbamiento nacionalista , su deriva independentista y radical, estaba motivada por el centralismo autoritario de Aznar. Con Zapatero el nacionalismo volvería a su cauce, el Estatut cerraría el conflicto territorial y serviría de modelo para una larga paz autonómica. Pero el bálsamo de Fierabrás ha resultado ser ponzoña pura. La calentura se ha disparó, llegó a ser tan alta que ni siquiera los paños calientes de Guerra en el Congreso pudieron hacer otra cosa que adecentar un poco a la barbaridad secesionista alentada por Maragall, que ahora, prosiguiendo con sus nocivas secuelas tiene en estado febril al Tribunal Constitucional. Los nacionalistas , y no parece que ahora sea ya posible echarle la culpa a Aznar, aparecen cada vez más encrespados y lanzados por el camino separatista. Hasta Más.
Las "bichas" del PP, aunque en ese partido haya quien no quiera salir del vientre de la culebra, son la guerra de Irak y el 11-M. Se han pasado presos de esa cuestión más de tres años y no han atinado a liberarse de aquello que les condujo a la derrota. Es más, encabezados por la larga sombra de Aznar y la presencia omnipotente de Zaplana, se han obsesionado en volver al terreno que más les perjudica. Todavía hoy Rajoy se debate como aquel Laooconte de la mitología griega aprisionado por las serpientes que le surgen cada día del mar, llamadas por las flautas de iluminados brahmanes mediáticos, y que lo tienen aprisionado entre sus anillos. Un abrazo que puede ser mortal y que le acabe estrangulando.
Y también hay "bichillas" que a veces son muy venenosas. Más letales incluso que las grandes boas. Por ejemplo algunos "amigos" como Chavez o como Mohamed, por ejemplo algunos deslices estúpidos en forma de primo. Y están, de postre y de remate, y más peligrosos que ninguno por cercanía y colorido. Son el llamado "fuego amigo". Peor que el peor de los enemigos. Si el PSOE recela, teme y transpira a la espera del próximo cañón que haga retumbar la flota PRISA, el PP se santigua aprensivamente antes de ponerse oír el sermón de la COPE o a leer la pastoral dominical de Pedro J.
P.D. A la auténtica coral, "antes partía que doblá", "antes muerta que sencilla", con mucho colorín en la librea, como semáforo de mala leche y peor picada, a la "bicha" propiamente dicha, mejor ni mentarla.
Antonio Pérez Henares.