MADRID 9 Jun. (OTR/PRESS) -
Primero el hecho. El PP ha ganado las Europeas y el PSOE y Zapatero las han perdido. Vaya por delante el dato porque será, posiblemente, del que parezca no querer hablarse. Pero es el más relevante. La limitación de daños por parte socialista había comenzado ya hace días y todo el esfuerzo será ahora convencernos de que esta derrota podía haber sido peor, que no tiene mucha importancia y que viene a ser algo así como un empate. Y, además, ya está en marcha la nueva consigna, adelantada por Leire Pajin a las ocho de la tarde: son los campeones socialistas de Europa porque los otros partidos "hermanos" se han pegado unos batacazos extraordinarios. Laboristas ingleses, socialistas franceses y socialdemócratas alemanes se han pegado batacazos que van desde la costalada total a "sólo" unas costillas rotas. Mal de muchos.... o aún mejor "mucho más mal de los otros que se han quedado ciegos mientras que nosotros ni siquiera reconocemos el habernos quedado un poco tuertos".
Pero el hecho es que han perdido. Ha perdido el PSOE y ha perdido Zapatero, cinco puntos desde las elecciones generales de hace poco más de un año. Y han quedado por debajo del 40 por ciento (un 38,5), cinco puntos menos que en las generales de hace poco más de un año con una participación, al final, incluso levemente superior a la registrada en las elecciones anteriores. Una abstención alta, sí. Pero no tanto como se llegó a suponer. No ha sido pues que "los nuestros no han ido y los otros si". La otra vez fueron algunos menos y ganaron. Entonces por tres puntos. Ahora han perdido casi por cuatro. No es catastrófico pero no pueden vender un empate. Es una diferencia tan clara como la que les permitió a ellos su último triunfo en las generales.
Sin embargo, piensan los socialistas y puede que con razón que si con todo lo que les caía, el castigo ha quedado en esto podrán remontar. Porque saben que se ha votado en clave española y no en europea. Eso sí lo saben, aunque de De la Vega, muy nerviosa en la noche electoral, diga exactamente lo contrario.
Y hay avisos que son alarmas. Por ejemplo Castilla-La Mancha donde llevan tanto tiempo gobernando. El PP les ha sacado 12 puntos y casi 100.000 votos. Cierto que suele ganarles en las generales y perder siempre las autonómicas. Pero ahora la diferencia con respecto a las otras europeas se ha multiplicado, por más de tres en votos, de 30 mil a más de 90 mil y por dos en porcentaje, de 6 a 12 puntos. Como para preocuparse más que bastante.
En el otro lado, Rajoy, con su 42,2 por ciento y casi 600.000 votos más que su oponente no sólo ha salvado otra bola de partido precisamente en su propio "partido" -no le valía el casi empate y una derrota era su fin- sino que ahora sumada a la que salvó en Galicia, consiguiendo la Xunta, le permite un break, una primera victoria global (la de las elecciones municipales y autonómicas por un puñado de votos y con perdida de alcaldías lo fue también pero mucho más "aborrajada") sobre Zapatero. Porque en la campaña, como en Galicia, ellos han librado su personal duelo.
Para el PP es un resultado alentador, pero no de mandar a la lona al contrario. Un resultado importante, sin duda, que obligará a callar unos días, aunque no será por mucho tiempo, a los enemigos internos de Rajoy que con toda intención pusieron el listón en un imposible. Serán los más entusiastas en minimizar la victoria. Hay más cosas y algunas importantes. La entrada de UpyD, aunque con un solo escaño y frenada en lo que fueron expectativas muy superiores. Pero ha logrado un nuevo objetivo. Tal vez le sirva de cierta cura de humildad. Ciudadanos-Libertas se ha esfumado quizás para siempre y Alternativa Española fue más ruido que nueces. Pasa en ese extremo casi siempre.
La nueva más tranquilizadora ha sido, por el contrario, que la lista amparada por Batasuna no haya logrado su objetivo. Todo un respiro y un alivio para los demócratas.