Actualizado 17/12/2006 01:00

Carlos Carnicero.- El negocio de volar

MADRID 17 Dic. (OTR/PRESS) -

Siempre he pensado que cualquiera podía comprar un avión y montar una compañía de aviación sin otras medidas cautelares que disponer de dinero para llenar el depósito de gasolina para el primer viaje. He visto de todo, incluso una aeronave perdiendo queroseno en la pista antes de despegar. Ahora, con Air Madrid dejando miles de pasajeros tirados aquí y en América se certifica que hay que modificar las condiciones y las garantías por las que se puede constituir un negocio de transporte de viajeros por el aire.

La primera medida debiera ser la reclamación organizada de todos los perjuicios para que quienes organizado esta pifia no se escapen sin hacer frente a sus responsabilidades. El precio de un billete de avión es para muchas personas la manifestación de un sacrificio muy importante para colmar un deseo que también lo es. Es una tragedia quedarse a mitad de camino, tumbado en el suelo de un aeropuerto, sin que quien te llevó te devuelva. Pero también lo es que un plan largamente pergeñado, al que se le han dedicado recursos que son muy importantes en función de los que se disponen, y los sueños se vayan a pique porque aquél en el que se deposito la confianza en un pago adelantado haya terminado por ser un irresponsable incumplidor.

A los poderes públicos hay que exigirles rigor en aplicación de la vigilancia debida para que cosas como las ocurridas con Air Madrid no puedan suceder. Y ahora, lo primero, es facilitar y organizar las reclamaciones de los que individualmente están indefensos por lo sucedido y aplicar la ley con todo rigor para que la ejemplaridad sea también un factor determinante para que quienes quiera montar una aventura en el aire a costa de los demás no puedan volver a hacerlo.

Carlos Carnicero.

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