Actualizado 29/10/2006 02:00

Carmen Tomás.- ¡Cuidado!

MADRID 29 Oct. (OTR/PRESS) -

La semana pasada comentaba en este mismo espacio que la bolsa está que da miedo. La verdad es que estos días pasados y a pesar de la nueva subida -o quizá por ello- la preocupación aumenta. El viernes, el mercado español continuó su escalada alcista. Poco le importó a los inversores que el crecimiento económico de Estados Unidos lo ha hecho en un 1,6 por ciento, por debajo de todas las expectativas, y que el mercado inmobiliario siga a la baja. Madrid no se va a quedar al margen de la preocupación que para los analistas han generado los datos procedentes de la economía norteamericana. Sobre todo, porque no es lógico. Máxime cuando la bolsa española está sobre valorada y sube al calor de los rumores. Meros calentones de valores que no responden exactamente a la evolución de las compañías. No es que ésta sea mala, pero no hay razones para tanta subida.

Ya hay expertos que hablan de una sobrevaloración cercana o incluso superior al 30 por ciento y que el globo va a estallar más tarde o más temprano. Esperemos que no sea muy de golpe. En todo caso, los valores españoles ya están muy caros y no es el momento de entrar en la idea de que el IBEX puede alcanzar los 14.000 puntos. Puede hacerlo, desde luego, pero más grande será la caída y más los perjudicados. Cuanto más tarde hayan entrado al calor de los movimientos corporativos y los rumores, mayor será la gravedad de la pérdida.

La pregunta es clara ¿por qué el resto de Europa se contagió del pesimismo norteamericano? Porque es lo natural. Lo nuestro está fuera de lugar. Hay mucho dinero sí. Dinero que ya no va al sector inmobiliario, pero la liquidez puntual no es razón suficiente para sostener el mercado y encima a contracorriente del resto de bolsas. Los ánimos están en máximo y hay que extremar la cautela, sobre todo los no iniciados o con corazones a prueba de bomba. Veremos si la semana que empieza no acusaremos lo que se supo el viernes. La economía norteamericana se ralentiza y el mercado de la vivienda también. Las burbujas especulativas acaban dando sustos, con grados distintos de intensidad, pero sustos.

Carmen Tomás

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