Carmen Tomás.- Otros 82.000 parados.

MADRID 3 Mar. (OTR/PRESS) -

La economía española sigue generando paro de forma dramática. En febrero, otros más de 82.000 trabajadores se apuntaron a las listas del paro. El Gobierno se empeña en decir a los ciudadanos que las cifras van mejorando por el simple hecho de que son menores que en el mismo mes de hace un año. No ve la realidad o no quiere verla. Desde luego si nos fijamos para tomar posición sobre esto en el documento enviado a los grupos políticos por la comisión creada por Zapatero, hay que concluir que andan dando vueltas, mareando la perdiz.

Si todo lo que ofrece el Gobierno en su documento es crear en dos años 350.000 empleos y en el sector de la construcción, después de haberlo maldecido y demonizado, vamos apañados. Sólo hay que tener en cuenta los parados generados por la crisis y el ritmo brutal que nos va dejando la estadística mes tras mes. Prevén un aumento de puestos de trabajo rídiculo teniendo en cuenta el ritmo de destrucción.

Es absolutamente vergonzoso que después de más de dos años de crisis y de seguir en recesión el gobierno proponga una serie de medidas que no van a ninguna parte, que ya estaban previstas en la Ley de Economía Sostenible, que aún no ha llegado al Parlamento, e incluso medidas que hace nada habían sido rechazadas por los propios socialistas en el Congreso de los Diputados. Qué decir de la propuesta de volver a la banca pública, de convertir al ICO en un banco que de crédito ilimitado y que se haga cargo de los impagados. No es esta la manera de resolver que el crédito llegue a las empresas. Una y otra vez el Gobierno deja patente que no tiene ni idea de qué hacer. Mejor pensar eso que sencillamente decantarse porque está únicamente ganando tiempo y que en realidad le importa poco lo que está pasando si es la forma de que Zapatero mantenga el poder. Ni han hecho todavía el diagnóstico ni por tanto están aplicando las recetas. No tenemos tiempo que perder y eso es lo único que hace el Gobierno. Cada día que pasa se multiplican los dramas familiares y empresariales y la solución no llega. El Gobierno se niega a escuchar y la salida se ve hoy más lejana que nunca.