MADRID 20 Ene. (OTR/PRESS) -
"Los máximos de la bolsa son el reflejo de la fortaleza de la economía española". "A España no le va a afectar la crisis de las hipotecas basura de Estados Unidos". Estas dos gloriosas frases las pronunció el presidente del Gobierno hace apenas unos meses. Ya entonces acusaba de pesimistas y catastrofistas -luego vino lo de antipatriotas- a los que se atrevían a pronosticar que tanto una cosa como otra se íban a torcer. El índice selectivo de la Bolsa de Madrid ha perdido esta semana, la peor desde septiembre de 2002, más de un 5 por ciento y acumula en lo que va de año una caída superior al 10 por ciento. Precisamente, los bancos son los que más han contribuído a este varapalo a los inversores. No estoy diciendo que la solvencia de la banca española esté en cuestión, sí la de algunas cajas de ahorros, pero la falta de liquidez fruto de la desconfianza entre entidades financieras del mundo está ahí y de seguir nos afectará, ya nos está afectando. El IBEX ha perdido la referencia de los 14.000 puntos y la caída parece imparable, mientras no se clarifique la situación de la economía norteamericana. En Estados Unidos y también en pleno proceso electoral, los partidos en discordia se han puesto de acuerdo para aprobar medidas fiscales y de tipos de interés que frenen el deterioro de los presupuestos familiares y dinamizar así la economía. En España, es impensable. El Gobierno sigue instalado en su discuso triunfalista. Veremos cuánto les dura ante la irrupción en la vida política de Manuel Pizarro. Pero ahí siguen intentando llegar a marzo, aunque sea con la máscara de oxígeno. Pero, la situación es preocupante y no sólo se espera que el Gobierno haga algo, sino que el BCE baje los tipos de interés, como lo va a hacer la Reserva Federal, a pesar de que la inflación esté alta. De no tomar el señor Trichet una medida de rebaja del precio del dinero, Europa no va a exportar un colín y se agravará aún más la situación. Entretanto, la renta fija y los depósitos bancarios se han convertido en el refugio de los que tienen dinero líquido que estaba dispuesto a invertir. Hace mucho frío y el dinero ya se sabe no sólo es miedoso y cauteloso, sino friolero.
Carmen Tomás