Actualizado 02/05/2010 14:00

Carmen Tomás.- Desde el parqué.- Máxima tensión

MADRID 2 May. (OTR/PRESS) -

La bolsa ha vivido una semana de infarto. También la credibilidad de la economía española y del gobierno para hacer frente a una gravísima situación que se refleja no sólo en los mayores tipos de interés que pagaremos por la colocación de la deuda pública sino en lo que más preocupa a los ciudadanos que es el paro. Finalmente y después de las presiones y filtraciones, más de 4,6 millones de trabajadores están en paro al final del primer trimestre, un 20,5 por ciento de la población activa. Preocupan además otros datos como el paro juvenil, el de los mayores de 45 años y los casi 1,3 millones de hogares donde todos sus miembros están parados.

La crisis griega se ha agudizado en los últimos días metiendo presión al euro y a las bolsas. Grecia necesita bastante más dinero del que se creía en un principio y se han disparado su prima de riesgo y el diferencial con el bono alemán. En otra dimensión, pero también en situación preocupante hay que situar a Portugal y no muy lejos a España. Esta semana una de las tres agencias de calificación S&P decidió rebajar el rating de la deuda soberana de España y dejarla en AA. El Gobierno, como siempre, ha descalificado esta opinión, pero los mercados han tomado buena nota y ahora con más énfasis van a exigir a España un plan creíble de reducción del déficit.

Es verdad que a última hora los resultados de algunas grandes empresas mitigaron el desastre bursátil. Aún así en apenas dos días, el IBEX se dejó más de un 7 por ciento y nadie cree que el temporal amainará. Desde luego no lo hará como los planes más serios de reducción del déficit sean la supresión a medias de unos cuantos altos cargos y unas cuentas empresas y organismos públicos. Apenas unos millones de euros, cuando se está valorando que sólo la caída de la calificación de la deuda nos puede costar más de 3.000 millones de euros y que todos los intereses de lo emitido nos cuestan ya más de 25.000 millones de euros.

Tampoco ayudan al aumento de la credibilidad de Zapatero las declaraciones que sigue empeñado en hacer sobre la salida de la recesión o la mejora del desempleo. Nada de medidas duras, pero eficaces y necesarias, nada de reforma laboral, nada de nada. Goteos insignificantes que no van al meollo de la cuestión, a lo urgente: el mercado laboral, la política de gasto y el sistema financiero. La bolsa ha podido no ver aún lo peor y no cabe duda de que estamos en el punto de mira. La única esperanza es que no nos lo consientan por mucho más tiempo, algo que precisamente no nos sobra.

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