MADRID 26 Feb. (OTR/PRESS) -
Siempre he pensado que uno de los mayores logros de la Transición, por no decir el mayor, fue rescatar los símbolos de todos -la bandera constitucional, el himno nacional, palabras como 'patria' o 'España'- del secuestro al que los sometió la dictadura franquista. Quienes, por razones de edad, recordamos de dónde veníamos somos testigos de lo mucho que este rescate ha contribuido a asentar la democracia y a la convivencia en nuestro país, y de que hizo falta mucha generosidad para conseguirlo, y altura de miras, y sentido de Estado tanto en la derecha como en la izquierda. ¿O fue sólo instinto de supervivencia, sentido común? Fuera lo que fuese: contribuyó a borrar la frontera 'de las dos españas'. Algunos creímos que para siempre, que al fin habíamos aprendido la lección. Pero vamos, me temo, para atrás, como los cangrejos, y a toda velocidad
A los más jóvenes tal vez sea preciso explicarles que la razón última del éxito del franquismo, lo que explica en última instancia que aquel régimen inicuo se prolongase sin grandes sobresaltos durante cuarenta años, no fue la represión de la postguerra (feroz pero necesariamente limitada en el tiempo por la necesidad de reconocimiento internacional de la dictadura) si no que consiguió mantener viva durante esos cuarenta años la idea de 'las dos españas'. Es decir, la manipulación sectaria por 'los vencedores' de los símbolos y los sentimientos nacionales como 'arma de guerra', para perpetuar la división de los españoles en 'buenos' y 'malos' desde minuto uno de la Guerra Civil hasta el mismo día de la muerte de Franco. Quienes peinamos canas, sin embargo, no necesitamos que nadie nos explique lo que hemos vivido.
Reconocernos en los símbolos que compartimos como país es lo que estructura una sociedad, los seres humanos somos al fin y al cabo animales simbólicos. Pero, la clase política 'de quinta división' que padecemos (en el Gobierno y en la oposición: no se cual de los dos ganaría la carrera, la verdad) está malbaratando el esfuerzo de reconciliación y concordia de la Transición. No sólo en las manifestaciones de las AVT, bandera, himno o 'patria' están volviendo a ser patrimonio de 'los hunos' contra 'los hotros', signo de división entre españoles. El servicio que el rescate para la democracia de los símbolos de todos le ha prestado a la reconciliación entre 'las dos españas' es innegable, pero, las dos estaban ahí, seguían ahí. Siguen ahí.
Consuelo Sánchez-Vicente