- El cierre de las empresas 'Watan' y 'Caps' estuvo motivado por el hallazgo de 82 armas ilegales
KABUL, 11 Oct. (OTR/PRESS) -
En plena controversia en Irak con las empresas de seguridad privada y sus supuestos excesos, representados principalmente en el 'caso Blackwater', el gobierno afgano de Hamid Karzai ha decidido curarse en salud realizando una redada contra este tipo de compañías. En consecuencia, ha cerrado las firmas autóctonas 'Watan' y 'Caps', en cuyo poder se hallaron 82 armas ilegales, y amenaza con extender esta medida a otras diez empresas de seguridad más, algunas de ellas sospechosas de muerte y robo y entre las que podrían contarse sociedades occidentales.
El martes, las autoridades cerraron las compañías afganas 'Watan' y 'Caps', después de localizar en poder de ambas sociedades un total de 82 armas ilegales en sendas redadas en Kabul, según el general de Policía Ali Shah Paktiawal. Sus permisos de trabajo "han expirado", tal y como añadió. "No queremos que estas empresas privadas estén activas en Afganistán", sin importar su nacionalidad, precisó Paktiawal.
A esta clausuras, podrían añadirse otras diez más, según informó hoy un guardia de seguridad occidental que prefirió no revelar su identidad dado lo delicado del caso. De estas compañías en el filo de la navaja se desconocen los nombres, pero se sabe que algunas de ellas cuentan en su historial con sospechas de robo o asesinato y que entre estas diez podría figurar algún nombre occidental.
Según cálculos del Ministerio de Interior, entre empresas de seguridad afganas e internacionales, operan en el país 59 compañías, aunque fuentes occidentales elevan esta cifra hasta las 84. Asimismo, y sólo en la capital, se calcula que 10.000 guardias privados trabajan realizando labores de protección.
LA SOMBRA DE IRAK
En Afganistán operan empresas de seguridad desconocidas, pero también algunas cuyos nombres copan titulares de prensa, como 'Blackwater'. Y es que el anuncio de las autoridades afganas se produce días después de que el Ejecutivo iraquí exigiese a EEUU la finalización del contrato que le une a la compañía de seguridad estadounidense como castigo por haber matado a 17 civiles el pasado 16 de septiembre. A esta petición se añadió la solicitud de una cuantiosa indemnización para las familias de los fallecidos.
A la polémica 'Blackwater' se unió el martes el de una compañía australiana que disparó a dos mujeres también en Irak, causando dos muertes que aún se intentan aclarar. Afganistán recoge así el testigo del conflicto contra un tipo de empresa que siempre se vio envuelto por quejas de escasa transparencia contable, intimidación de civiles afganos o faltas de respeto y cooperación con las Fuerzas de Seguridad locales, entre otros problemas.