MADRID 22 Jul. (OTR/PRESS) -
Lo peor de la decisión del juez que, amparado por el Fiscal General del Estado, ha retirado de los quioscos una revista que ofende a los Príncipes de Asturias no es en mi modesta opinión el hecho en sí, aunque discrepe del criterio de bastantes medios periodísticos y colegas de profesión que piensan que cualquier censura previa es inadmisible en un estado de derecho, lo que denota que viajan poco; en países tan garantistas con las libertades como Gran Bretaña y Estados Unidos no es inusual que se practique esa censura cuando se trata de evitar que se difundan imágenes tan soeces como las que 'El Jueves' pretendía colocar en los quioscos esta semana. La línea que separa la libertad de información con el derecho a la propia imagen es con frecuencia muy débil y los jueces están para aplicar la Ley cuando tienen motivos para creer que un medio de comunicación ha traspasado la frontera de lo legalmente permisible.
Lo peor de este caso es que el respeto a la imagen de unas personas y el derecho de estas a no ser objeto de burlas obscenas solo se aplique cuando los afectados son los Príncipes de Asturias. ¿Qué pasa, que el resto de los españoles con un rostro popular tienen que aguantar que cualquier programa de televisión basura ponga en discusión cuestiones de su intimidad personal, cualquier revista coloque en portada una foto de su trasero para poner en evidencia su celulitis, cualquiera con una página web muestre un montaje en el que aparezca ridiculizado al extremo?
Sería bueno que la censura practicada sobre 'El Jueves' sirviera para mantener una polémica sobre el respeto a la vida privada de las personas públicas, un debate aplazado en este país en el que tanta gente se muestra asqueada por los abusos que se cometen pero tantos telespectadores se enganchan a diario para ver lo que se cuece en esos 'tomates' tan degradantes. Pero sería todavía mejor que el Fiscal General del Estado demostrara interés por el tema no solo cuando afecta a los Príncipes. Y muchísimo mejor aún que los miembros más destacados de la Casa Real aprovecharan sus contactos frecuentes con el Gobierno para dejar claro que sus derechos a la hora de defender su imagen deben de ser igual de respetados que los de todos los ciudadanos de a pié.
Curri Valenzuela