MADRID 3 Nov. (OTR/PRESS) -
Comienzan en Cataluña las negociaciones para formar un gobierno con todos sus protagonistas pendientes de La Moncloa. Porque quien tiene la llave para decidir entre un ejecutivo de CiU y PSC o una nueva versión del tripartito es Zapatero. O por lo menos la tenía hasta que el miércoles se contaron los votos y con el resultado final se cayó con gran estrépito toda la estrategia organizada por el presidente del Gobierno para gobernar en dos sitios, Barcelona y Madrid, con CiU. Zapatero prometió a Artur Mas cuando pactó con él el Estatuto que provocaría elecciones catalanas para facilitar su ascensión a la presidencia de la Generalitat. Y esta parte del acuerdo la cumplió pocos después, mientras retiraba de la escena a Pascual Maragall, demasiado acostumbrado de ir por libre y muy reacio a obedecer sus sugerencias. Ahí surgió Montilla, tan dócil al secretario general del PSOE, tan dispuesto a conformarse con apoyar a Mas bien directamente, votando su investidura tras pactar un gobierno de coalición, o con una abstención del PSC en el debate de investidura del candidato nacionalista.
Todo esto se vino abajo el miércoles porque los resultados de las elecciones catalanas hacen casi imposible que se cumpla cualquiera de los diseños organizados por Zapatero. Con la abstención del PSC no basta para que el líder de CiU sea elegido president. Y ¿cómo convencer a los socialistas catalanes de que renuncien a presidir un nuevo tripartito después de haberles dejado a los pies de los caballos, con una fuerte bajada electoral, tras haber seguido sus instrucciones al pié de la letra? Un tripartito, por el que sin duda luchará, con razón, el PSC, dejaría a Zapatero en una situación muy incómoda el año y medio que le quedan para convocar las elecciones generales. Carod Rovira, el político que más antipatías despierta fuera de Cataluña, quiere ser conseller in cap o número dos de la Generalitat. Y a saber con qué desparpajo se desenvolvería ante un Montilla pusilánime como pocos. El presidente del Gobierno sin duda luchará por el escaso margen que le queda para que Mas sea presidente de la Generalitat y él saque adelante sus proyectos en Las Cortes con la ayuda, mucho más fácil de vender, de CiU. Pero lo tiene difícil. Por eso no resulta exagerado afirmar que quién más ha perdido en estas elecciones catalanas es alguien que ni siquiera se presentaba como candidato: Zapatero.
Curri Valenzuela.