Actualizado 22/10/2006 02:00

Esther Esteban.- Más que palabras.- Madrid y el ataque de cuernos con María Teresa

MADRID 22 Oct. (OTR/PRESS) -

"El asunto de Madrid se está convirtiendo en una autentica pesadilla para los socialistas de toda España, que estamos hartos de responder a la monotemática preguntita de quien será el candidato a la alcaldía de la joya de la corona". La afirmación es de un ilustre Diputado del grupo socialista quien, hace apenas unos días, me reconocía -eso sí, aprovechando las ventajas y también la franqueza del anonimato- que la gestión del secretario de organización de su partido José Blanco en todo este tema está siendo un auténtico desastre.

Su argumentación, compartida por muchos pero solo manifestada en voz baja y en privado podría resumirse en varios puntos: 1º, que el partido podría haberse evitado el espectáculo de la confusión esperando a tener el deseado "SÍ" del candidato para descartar a la hasta hace poco cara del cartel: Trinidad Jiménez. 2º, que el fiasco de la "operación Bono" se hubiera evitado si el aparato del partido, en un intento burdo de obligarle a aceptar no hubiera dicho que anunciaría su candidatura de forma oficial. 3º, que resulta impresentable de cara a los ciudadanos la imagen que se está dando de que ninguno de sus "pesos pesados" quiere arriesgarse a perder frente a Alberto Ruiz Gallardón. 4º, que han dilapidado gratuitamente la solvencia y el poder que antaño tenia la FSM ( Federación Socialista Madrileña). 5º, que nunca en términos electorales resulta rentable la imagen del dedazo por imposición y no por convicción en la elección del los candidatos. 6º, que entre las responsabilidades del Secretario de Organización ha estado siempre preservar del desgaste al líder del partido y no resulta de recibo que éste intente escurrir el bulto y poner al secretario general de la organización en el disparadero, para que sea él quien de la cara cuando vienen mal dadas. Y, por último, 7º, que un partido al que los ciudadanos han situado en el poder y dado la responsabilidad de gobernar no puede ni ser ni parecer una asamblea de principiantes y dar una sensación de descontrol interno como la que se está dando.

Dicho esto, el diputado en cuestión me decía que sería un error de primera magnitud obligar a la leal María Teresa Fernández de la Vega a que sea la candidata a la fuerza. Esto no lo digo yo, me lo dijo él, pero lo comparto plenamente. Primero porque en mi modesta opinión la vicepresidenta es una mujer excepcional y un animal político a quien todas las encuestas sitúan como la mejor valorada, por encima incluso del presidente del gobierno. Segundo porque se trataría, en definitiva de desvestir a un santo para vestir a otro de inciertos resultados y Tercero porque ella no lo desea y la lealtad no puede utilizarse como excusa para justificar esta chapuza.

Mª Teresa Fernández de la Vega es una trabajadora infatigable, cuyo bien hacer despierta las típicas envidias por parte de algunos de sus compañeros que no suelen estar a la altura. No es solo la cara y la voz del Gobierno, el bombero llamado apagar los fuegos que otros provocan, sino uno de los pilares más sólidos de este Gobierno y algunos pueden ver en su puesto y condición su particular objeto de deseo. Tal vez por eso ella no es inmune a los humanos ataques de cuernos. ¿Será eso? ¿Quienes la promueven para Madrid no querrán matar varios pájaros de un tiro? En un país como el nuestro donde la envidia es el gran deporte nacional, no sería de extrañar que algunos de sus compañeros maquillen de buena intención lo que en el fondo es solo una cuestión de envidia cochina. Es mujer, es lista, tiene influencia y poder, y eso... aún no se perdona.

Esther Esteban.

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