Publicado 12/07/2016 08:00

Fermín Bocos.- El amigo americano

MADRID 12 Jul. (OTR/PRESS) -

La conmoción que provocó la emboscada del pasado viernes en Dallas (cinco policías asesinados por un francotirador) trastocó la agenda española del presidente Barack Obama. Dos días se quedaron en uno. Pero el gesto de amistad hacia nuestro país quedó intacto y es, o debería ser, motivo de simpatía. En primer lugar hacia la persona; hacia el ciudadano Barack Obama, un político solvente que está ya en los libros de Historia porque culmina sus ocho años de mandato con más aciertos (normalización de las relaciones con Cuba) que sus expectativas políticas no cumplidas (clausura de Guantánamo). Obama no es Georges W. Bush. Quienes a su paso por Madrid fueron convocados para protestar por la visita y repudiar la permanencia de España en la OTAN han olvidado que si España forma parte de esta alianza militar es porque la mayoría de los españoles así lo aprobaron en su día en referéndum. Aquél mandato sigue vigente. Es poco democrático no aceptar las decisiones de una mayoría de ciudadanos desempolvando en este caso un antiamericanismo adolescente. Izquierda Unida se equivoca al retomar consignas de cuando los partidos comunistas de los países occidentales participaban en la Guerra Fría haciendo suya la causa de la entonces muy activa Unión Soviética. La OTAN nació como estructura defensiva y escudo disuasorio frente al expansionismo de la URSS de los tiempos de Stalin cuando convirtió por la fuerza en satélites a la mayor parte de los países de la Europa del Este y conatos de sublevación como los de Budapest (1956) o Praga (1968) fueron reprimidos con extrema dureza. Desaparecida la URSS, la OTAN no ha perdido sentido ni vigencia. No hay que olvidar que es una alianza formada por países democráticos asociados libremente que mantienen la filosofía fundacional: defensa de cada uno de sus miembros frente a la agresión de terceros. Quienes piden que España abandone la OTAN deberían explicar a los ciudadanos cuánto nos costaría asumir en solitario los gastos derivados de una Defensa integral capaz de hacer frente a amenazas tan actuales como la de los yihadistas asentados en el Sahel o la de los que operan desde Libia. Alberto Garzón parece que anda estos días preguntándose por la pérdida de votos de IU el pasado 26 J. Tengo para mí que el personal percibe que lleva en la mochila ideas que son de otra época y tienen poco que ver con los intereses reales de los españoles del siglo XXI. Más allá de los tópicos, Garzón no ha entendido lo que en términos políticos significa la visita de Barack Obama. Quien sí lo ha comprendido es Pablo Iglesias. El líder de Podemos demuestra que aún estando en su mundo aprende rápido acerca de las reglas esenciales del juego. Aunque siga soñando con cambiarlas, no por eso rechazó el saludo de Barack Obama, nuestro amigo americano.

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