MADRID, 15 Ene. (OTR/PRESS) -
Con la soltura dialéctica que la caracteriza, Magdalena Álvarez acaba de regalarnos otra perla que añadir a las muchas con las que ya cuenta el collar que refleja su paso por el Ministerio de Fomento. Preguntada por la dimisión que la reclaman desde la oposición responde que semejante petición es un argumento para seguir porque -según ella-, semejante exigencia es fruto de la falta de ideas de los dirigentes del PP.
Dicho lo cual, proclamó que lo está haciendo bien y que piensa seguir. Si es un problema, nada de cuanto ocurre en Fomento parece ir con .. sí -pongamos por caso- una nevada colapsa las autovías radiales de Madrid u obliga a cerrar el aeropuerto de Barajas, la culpa no es de la imprevisión ministerial: escasez de quitanieves, tardanza de los camiones encargados de repartir sal. No. Nada de eso. El verdadero culpable es:¡la nieve¡ el engorroso meteoro invernal que el pasado viernes tuvo la mala idea de caer en hora punta sobre Madrid y sus alrededores; o los pilotos de Iberia, en huelga no declarada desde hace un mes, un conflicto que antes de la nevada ya había conseguido fastidiar a no menos de cincuenta mil pasajeros sin que Fomento abriera la boca. A la vista de cómo encara los problemas, está claro que la señora Álvarez está ya en el camino de la ataraxía, a punto de conseguir aquella envidiable imperturbabilidad que durante toda su vida persiguió su ilustre paisano, el gran Lucio Séneca. Aunque, bien pensado, no debe ser ése su secreto. La cosa quizá sea más prosaica; quizá su única fortaleza resida en la pertenencia partidista, en el vínculo político: el PSOE andaluz y el ascendente de Manuel Chaves con Zapatero. Desde luego, no en la opinión que la opinión publica pueda tener sobre su gestión al frente del Ministerio de Fomento. Según la última encuesta del CIS, los ciudadanos suspenden su gestión al frente de Fomento. Confiemos en que el invierno pase deprisa. Por el bien de todos.
Fermín Bocos.
Andalucía
