MADRID 31 May. (OTR/PRESS) -
EL ABSURDO AVIÓN
El propio Gobierno sabe que es, cuando menos, polémico el uso de un avión de las Fuerzas Armadas para acudir a mítines de partido. Lo hiciera antes Rajoy o no, se haya abusado o no del empleo de estos aparatos para fines privados --a veces, privadísimos--, o no. Ahora lo hace Zapatero y desafía a la opinión pública haciendo saber que tiene el derecho (y casi el deber) de utilizar el Falcon famoso, que tantos votos, me parece, va a costarle en las elecciones del 7 de junio.
El caso es que el último fin de semana de campaña antes de los comicios europeos está repleto de llamamientos al absurdo. El avión, su uso abusivo, es apenas un ejemplo, el más acabado, de los temas que no deberían estar en una campaña que, recuerden, consiste en determinar quiénes van a ser nuestros representantes en el Parlamento europeo. Ni más, ni menos.
GARZÓN O NO GARZÓN, HE AHÍ EL DILEMA
Que un sindicato que no tiene más actividades sindicales que convertirse en acusación particular para fines politizados, como es Manos Limpias, haya logrado que Garzón pueda ser acusado de prevaricación por el Tribunal Supremo, parece de aurora boreal. Que las exhumaciones improcedentes, inoportunas e impertinentemente decretadas por Garzón para revivir una memoria histórica que, en cualquier caso, tiene que llegarnos, se hayan convertido nuevamente en actualidad política es algo que correspondería a un país feliz, sin otras preocupaciones.
No es el caso de España; estoy seguro de que los asistentes a los mítines de este fin de semana (casi) sin sondeos preelectorales --la crisis aprieta aquí también-- no se sienten angustiados ni por las actividades de Baltasar Garzón, a quien, de mal juez instructor, alguien quiere convertir en prevaricador, ni por las demasías que algún obispo dice sobre la reforma del aborto que programa el Gobierno. Sobre esto, lo que, al menos a mí, me parece preocupante no es que la oposición se divida a la hora de apoyar o no unas declaraciones no muy afortunadas del influyente miembro de la Conferencia Episcopal. No; lo verdaderamente preocupante es que al PP no se le ocurra, para combatir una legislación que viene y que indigna a muchos, otra cosa más que la descalificación y el exabrupto.
Pero habría, sin embargo, otras soluciones 'europeas': ¿por qué no, por ejemplo, pedir un referéndum sobre esta reforma de un tema que causa tanta polémica? Sería lo democrático, lo racional. Pero no: seguimos en los fuegos de artificio.
DE VÍDEOS Y OTRAS ARMAS
El final de la campaña electoral, pobretona y limitada en sus mensajes, llega plagado de vídeos --a cual menos imaginativo-- , de exabruptos, de aviones, de monseñores, de jueces estrella, de imágenes de Rajoy y de Zapatero diciendo literalmente siempre lo mismo. Una campaña bipolar, en la que los demás partidos están como ausentes. ¿Que Obama, el modelo teórico, habla de algo tan interesante como el combate a la ciberdelincuencia? Allá ellos, que inventen ellos: aquí, a lo nuestro, al garrotazo y tentetieso.
Y así llegaremos al domingo próximo, en el que una de las dos grandes formaciones nacionales vencerá a la otra por apenas doscientos o trescientos mil votos. Algo que los respectivos partidos querrán capitalizar, como si fuese tan importante. No lo es. La siguiente etapa, en todo caso, comienza el lunes 8 de junio: ¿entenderán el mensaje de la previsible abstención, o lo enmascararán, como siempre, en que también lo hacen los famosos países de nuestro entorno?
FERNANDO JÁUREGUI