MADRID 23 Abr. (OTR/PRESS) -
Podemos jugar a la demagogia cuanto queramos. ¿Son exagerados los sueldos de los banqueros? Cuando se lee que Emilio Botín ganará este año unos 3,37 millones de euros y su vicepresidente, Alfredo Sáenz, 8,14 millones, casi se marea. Pero esos sueldos son aprobados por los accionistas de una empresa privada y ellos son los únicos que deben saberlo. ¿Cuánto debe cobrar un político? Es fácil responder: lo suficiente para poder vivir sin tener ninguna tentación de meter la mano en la caja pública, para lo cual todos tienen miles de tentaciones y de posibilidades. Por eso, todo el debate sobre lo que cobra Rajoy es una enorme, inmensa, estúpida demagogia. Las cifras están declaradas en el obligatorio registro oficial y, por tanto, quien tenga interés real puede saberlo.
Todos los que se quejan de lo que cobra un político y lo comparan con lo que ganamos los demás mortales deberían pensar en otras muchas cosas. Por ejemplo, en que nadie querrá ir a la política si no es funcionario por oposición o millonario por familia, porque ir a la política no sólo supone dejar tu trabajo -tal vez sin posibilidad de volver- sino, además, cobrar menos de lo que se paga en la vida empresarial para cargos de alta responsabilidad y, sobre todo, no poder regresar a él salvo que estés dispuesto a empezar de nuevo. A la política, que es el terreno en el que se administran los recursos de todos, deberían ir los mejores, los más preparados, los más inteligentes, los más honestos... ¿Y ustedes creen que alguien va a ir a la política si la vicepresidenta del Gobierno, que es un puesto casi inalcanzable para la inmensa mayoría de los políticos, cobra poco más de 4.000 euros netos al mes? ¿Es que se puede decir esa cifra con orgullo o se puede exhibir por ahí como si eso fuera bueno? Es inexplicable, y una ofensa al sentido común, que el presidente del Gobierno cobre la mitad que el del Congreso de los Diputados o un tercio menos que el fiscal general del Estado y mucho menos que bastantes presidentes de comunidades autónomas. Más a más: los directores de Recursos Humanos o de Marketing de la mayoría de las grandes empresas españolas cobran mucho más que el presidente del Gobierno de España. Y un vocal del Consejo General del Poder Judicial (insisto, salvo que sea funcionario de oposición) tiene que dejar su trabajo y su clientela, que cinco años después es irrecuperable y le pedimos que no tenga tentaciones de votar lo que le diga el partido que le impuso. Pero, ¿de qué estamos hablando? Entiendo la pregunta de una pensionista que malvive con 400 euros. Me parece tramposa y cínica cuando la hace un político. El problema no es lo que cobra un político, sino que, cuando pierde, algunos no tienen más oficio o beneficio que el erario público y ninguna otra manera de ganarse la vida. Por eso, algunos "se preparan el retiro". El problema es si algunos, aunque ganen 6.000 euros al mes, se ganan el sueldo defendiendo los intereses de los españoles y no los suyos. Creo que la mayoría de los políticos españoles gana menos de lo que debería. Y que algunos, menos de los que pensamos, cobran mucho más, sea lo que sea, de lo que se merecen. A mí me preocupa mucho saber que la inversión española en I+D+i es la mitad de lo que los españoles destinan al juego. Lo que cobra Rajoy me parece una anécdota.
Francisco Muro de Iscar