Actualizado 11/01/2008 01:00

Francisco Muro de Iscar.- Dos modelos

MADRID 11 Ene. (OTR/PRESS) -

Zapatero y Sarkozy se han reunido y han debido hablar de todo menos de Carla Bruni. Por supuesto de apoyo a España en la lucha común contra ETA. Francia Incluso ha condecorado a los dos guardias civiles asesinados por un comando etarra, lo que no es sino otra muestra del compromiso y un gesto de altura. Pero, además han hablado de muchas otras cosas, entre ellas la cooperación en inmigración, otro asunto candente, y la conexión eléctrica transpirenaica, de la que habrá que saber y hablar más en el futuro.

Sarkozy y Zapatero no se parecen mucho y en algún asunto, como el de la política energética, en nada. La ventaja de Francia es que, hace ya muchos años, apostó pro la energía nuclear. Mitterrand lo hizo. Chirac continuó. Y Ahora Sarkozy, otro tanto. El resultado es que Francia es autosuficiente energéticamente hablando y exporta energía. En España, por el contrario, la mayoría de las pocas centrales nucleares que tenemos son de las décadas de los 60 y 70 y algunas que se proyectaron al final de la década de los 70 se terminaron en la de los 80.

Es decir, hace veinte años. Felipe González simplemente continuó lo que estaba aprobado. A Calvo Sotelo no le dio tiempo a hacer nada y Aznar no quiso. Zapatero no sólo no hizo nada sino que llevó en su programa la promesa de cerrar las centrales existentes y ha apostado por las energías renovables que no pueden solucionar el problema a corto o medio plazo, que son más caras y que, siendo necesarias, son más que nada un brindis al sol. El resultado es que España es dependiente casi al ochenta por ciento del exterior, con un petróleo a cien dólares y un gas natural que viene de países que pueden cerrar el grifo en cualquier momento o pedir precios desorbitados. Y, además, para recuperar el terreno perdido necesitaríamos veinte o treinta años.

Cuando la crisis se echa encima -el único que no la ve es el presidente del Gobierno, y, encima, dice que el que habla de crisis no es patriota, manda carallo-, la energía que hay que comprar fuera es una losa para el crecimiento económico. Y como la energía nuclear es más limpia que ninguna otra, menos contaminante y tan segura como la que más -y ahí está la historia de las centrales nucleares españolas y una industria puntera que ha tenido que irse fuera- uno siente envidia sana de un país como Francia en el que la ideología no pone en riesgo el desarrollo y no cierra las puertas que abrieron los antecesores, aunque fueran de otro partido. Socialistas y conservadores franceses, con todas sus grandes diferencias, no están dispuestos a jugar con las cosas de comer. Tal vez por eso, también con todos sus defectos, siempre han sido una gran potencia y un poder real en el mundo.

francisco.muro@planalfa.es

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