Actualizado 25/10/2006 02:00

Francisco Muro de Iscar.- El promesómetro

MADRID 25 Oct. (OTR/PRESS) -

En Francia se ha armado una tremenda porque Segolène Royal, que aspira a ser la candidata socialista a la presidencia de la República, ha propuesto la creación de jurados populares para vigilar la acción de alcaldes, diputados y senadores. Segolène, que al menos le echa imaginación a la política, ha avanzado un proyecto de vigilancia popular ejercida por "jurados elegidos al azar". Luego, trató de matizar la propuesta, pero no hubo forma de parar la lluvia de ataques e improperios. Lo más suave ha sido eso de que "aquí no hay más jurado popular que la expresión del sufragio universal en las elecciones". Ya saben ustedes, un ciudadano vota cada cuatro años y calla el resto del tiempo. Lo de Segolène es revolucionario no por la propuesta en sí, sino porque es un ataque a la línea de flotación de los "aparatos" de los partidos. Si los ciudadanos, elegidos por ese sistema extraño del azar, le dicen a un dirigente popular que ha metido la gamba, no pasa nada. Pero si se lo dicen tres veces, ¿con qué cara va a seguir en el puesto?

La política francesa habría hecho bien hablando antes con sus compañeros socialistas españoles. El PSOE se inventó las primarias para que la militancia pudiera participar en la elección de sus candidatos. Pero visto que en varias ocasiones salió el candidato que los que mandan no querían, ya no hay primarias ni para alcalde de Ciempozuelos. Y fíjense qué importante hubiera sido para que los chorizos no llegaran al poder. Zapatero prometió que respetaría el Estatuto que le viniera del Parlament de Cataluña y luego le dio la vuelta como un calcetín. Dijo -y lo ha repetido ahora- que el PSC es libre para tomar sus decisiones, y llamó a Artur Más a espaldas de Maragall, y cerró con él un acuerdo que dejaba a sus compañeros catalanes a la intemperie. Zapatero parece seguir ese refrán de que "honra merece el que a los suyos se parece". ¿No fue Tierno Galván el que dijo que las promesas electorales están para no cumplirlas? Ahora, cuando llueve a cántaros por las esquinas, el PSOE propone al PP firmar un acuerdo para no llevar en las listas electorales a los corruptos y Simancas dice todos los días, incluso en Bruselas, que los corruptos están en el PP, pero no se atreve a llevar ningún caso a los tribunales.

Entre ir al notario a firmar un acuerdo para que los ciudadanos se crean que es verdad lo que dicen los políticos, como ha hecho CiU, y la propuesta de Segolène Royal, creo que hay opciones mejores. ¿Se imaginan ustedes a todos los políticos candidatos a un cargo acudiendo a "La máquina de la verdad" con Julián Lago en la tele pública y respondiendo a las preguntas que cualquiera de nosotros se puede imaginar? Después del "aplausómetro", ¿se imaginan que alguien inventara "el promesómetro" y sometiera a su control las promesas realizadas en campaña electoral? Reventaría.

Francisco Muro de Iscar.

francisco.muro@planalfa.es

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